LECTURA
DIARIA:
Cantar
de los cantares 8
En
el antiguo Cercano Oriente, era impropio mostrar el afecto públicamente,
excepto entre miembros de la familia. La joven deseaba mostrar con libertad el
afecto por su amado aun en público.
En la
descripción final de su amor, la joven incluye algunas de sus características
significativas (1de Corintios 13). El amor es tan fuerte como la muerte, no
puede aniquilarlo el tiempo ni un desastre, ni puede comprarse por ningún
precio porque se da libremente. El amor no tiene precio e incluso hasta el rey
más rico no puede comprarlo. Se debe aceptar como un regalo de Dios para luego
disfrutarlo dentro de las reglas establecidas por El. Acepte el amor de su
cónyuge como un regalo de Dios y luche por hacerlo un reflejo del amor perfecto
que viene de Dios mismo.
La
sulamita es un muro, no una puerta, madura y con suficiente integridad para
proteger a otros. Ha encontrado la paz en la maternidad y se ha constituido en
modelo para todas sus «pequeñas hermanas».
La
joven medita en los días cuando era más joven y estaba bajo el cuidado de sus
hermanos, que se preguntaban cómo podían ayudarla a prepararse para el
matrimonio. Decidieron que si era como un muro, firme ante cualquier tentación
sexual, la alabarían. Pero si era como una puerta, abierta a la inmoralidad,
tomarían las medidas necesarias para guardarla de realizar algo tonto. En 8.10,
ella testifica que ha persistido en su moralidad y por lo tanto ha encontrado
gracia ante los ojos de Salomón.
La
viña de Salomón no tenía precio, como lo prueban las mil monedas de plata.
Ahora la viña de la sulamita está delante de ella; su sola dueña y se iguala a
la de Salomón. Como legítima dueña, ella retornará la viña a su fuente
salomónica y le dará la porción que le corresponde a su dueño. Posee todo y
todo lo entrega. Le ha demostrado a sus hermanos que es capaz de enfrentarse a
retos y tentaciones.
Salomón
podía demandar por el alquiler a los inquilinos de su viñedo, pero la doncella
tenía su propia viña y estaba en su derecho de asignarla a quien quisiera. Pero
ella entregó de buena voluntad su fruta a Salomón. En el matrimonio no existe
la propiedad privada, ya que todo se comparte entre los cónyuges.
El
amor entre Salomón y su esposa no disminuyó en intensidad desde la noche de
bodas. Los enamorados confiaron el uno en el otro y no tuvieron secretos. La
devoción y el compromiso fueron la clave de su relación, así como los son
también en nuestras relaciones conyugales, y nuestra relación con Dios. La
fidelidad de nuestro amor matrimonial debe reflejar la perfecta fidelidad de
Dios para con nosotros.
Pablo
nos muestra cómo el matrimonio representa la relación de Cristo con su Iglesia,
y Juan nos ilustra la Segunda Venida como una gran fiesta de bodas para Cristo
y su Esposa, sus seguidores fieles. Muchos teólogos consideran que Cantar de
los cantares es una alegoría que muestra el amor de Cristo por su Iglesia.
Tiene aún más sentido decir que es un poema de amor sobre una relación amorosa
real y humana, y que todos los matrimonios amorosos y comprometidos reflejan el
amor de Dios.
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