LECTURA
DIARIA:
Isaías
Introducción
El
propósito del libro de Isaías es hacer un llamado para que Judá regrese a
Dios y hablar de la salvación a través del Mesías. Fue escrito por el profeta
Isaías, hijo de Amoz.
Isaías
significa «Jehová es salvación».
Isaías
profetizó durante el tiempo en que Israel estaba dividida en dos reinos: Israel
en el norte y Judá en el sur. El reino del norte pecó en gran manera contra
Dios y el reino del sur iba en la misma dirección: perversión de la justicia,
opresión al pobre, alejamiento de Dios para ir en pos de los ídolos y la
búsqueda de ayuda militar en las naciones paganas en lugar de buscarla en Dios.
Isaías llegó primero como profeta a Judá, pero su mensaje también fue para el
reino del norte.
El
versículo clave del libro es: «Mas Él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su
llaga fuimos nosotros curados» (53.5).
El
libro de Isaías contiene profecías que hablan al mismo tiempo de un
acontecimiento que pronto sucedería y otro que sucedería en un futuro lejano.
El
«oficio» de profeta se instituyó durante los días de Samuel, el último de los
jueces. Los profetas, al igual que los sacerdotes, eran representantes de Dios.
Su tarea era hablar de parte de Dios, confrontando al pueblo y a sus líderes
con los mandatos y las promesas de Dios. Debido a esta posición de
confrontación y a la tendencia continua del pueblo a desobedecer a Dios, los
verdaderos profetas por lo general no eran muy populares.
A
pesar de que no escuchaban sus mensajes, proclamaban la verdad con fidelidad y
energía.
El
libro de Isaías es el primero de los libros de los profetas en la Biblia. A
Isaías, el autor, se le considera generalmente como el más grande de los
profetas. Creció en un hogar aristocrático y se casó con una profetisa. Al
inicio de su ministerio era bien apreciado. Pero, al igual que la mayoría de
los profetas, pronto perdió su popularidad debido a que sus mensajes eran muy
difíciles de escuchar. Hacía llamados a que la gente se apartara de sus pecados
y les advertía del juicio y del castigo de Dios.
La
primera parte del libro de Isaías (capítulos 1–39) contiene denuncias y
pronunciamientos severos al hacer un llamado para que Judá, Israel y las
naciones vecinas se arrepintieran de sus pecados. Sin embargo, los últimos
veintisiete capítulos (40–66) están llenos de mensajes de consolación y
esperanza en los que Isaías revela la promesa de Dios de bendecirlos un día a
través del Mesías.
Por
lo general, los treinta y nueve capítulos de la primera parte de Isaías
expresan un mensaje de juicio por el pecado. Isaías lleva este mensaje de
juicio a Judá, Israel y a las naciones paganas vecinas. Judá tenía apariencia
de piedad, pero su corazón era corrupto. Las advertencias de Isaías intentaban
purificar a la gente al ayudarla a comprender la verdadera naturaleza de Dios y
su mensaje. Sin embargo, cerraban sus oídos a las continuas advertencias que
Isaías les hacía. No cometamos el mismo error, sino escuchemos la voz
profética.
La
mayoría de los veintisiete capítulos de la segunda parte de Isaías expresan un
mensaje de perdón, consuelo y esperanza. Este mensaje proyecta la mirada hacia
la futura venida del Mesías. Isaías habla más del Mesías que ningún otro
profeta del Antiguo Testamento. Lo describe como Siervo sufriente y como Señor
soberano. Esto no se entendió con claridad hasta los tiempos del Nuevo
Testamento.
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