LO
BUENO DE SABER ESCUCHAR
La
buena comunicación se da cuando el emisor da un mensaje tan claro que el
receptor lo recibe y lo entiende exactamente como fue dado originalmente. En
este proceso de comunicación hay tres elementos importantísimos, el que habla
sabe comunicar el mensaje, quien recibe sabe escuchar el mensaje, y el mensaje
es muy claro de entender.
Detengámonos
en el segundo elemento, el receptor del mensaje, o sea quien escucha todo lo
que la otra persona le está diciendo.
No
sé si por naturaleza, por cultura o por vicio, pero generalmente, nos gusta más
hablar y que nos escuchen. Los seres humanos nos cuesta quedarnos callados, y
nos cuesta escuchar. Ahora bien, cuando nos referimos a escuchar, hemos de
aclarar que el saber escuchar es un arte, lo que significa que requiere
esfuerzo, interés, y dedicación. Es que no solo es oír los ruidos, sino poner
atención, dedicación, esfuerzo e interés a cada cosa que es pronunciada por el
emisor.
Que
bueno es encontrar a personas que les gusta escuchar con atención e interés lo
que la otra persona les está diciendo. Utiliza la empatía, para identificarse
con el que está hablando, familiarizarse con lo que está comunicando y
finalmente obedecer lo que se le está pidiendo. Aquí es donde comienza a
definirse el arte de saber escuchar, porque por hacerlo es que se puede evitar
de muchos dolores de cabeza, cometer errores, tomar decisiones incorrectas,
etc.
La
persona que sabe escuchar, selecciona lo que es bueno, lo que le ayuda o
beneficia, lo que está de acuerdo a sus proyecciones y visiones, y lo que va de
acuerdo a su identidad.
En
el libro de Proverbios hay más de 11 veces donde el padre y la madre están
hablando a su hijo quien pone atención a lo que le dicen, escucha
cuidadosamente, y finalmente se espera que obedezca pues esto garantizará su
vida.
Por
un lado hay una comunicación clara del mensaje acompañado de amor, sabiduría, y
tacto al decirlo como excelentes consejeros, pero por el otro lado está el hijo
respetuoso, atento, interesado y deseoso de escuchar el consejo de sus padres,
de sus mayores, de quienes tienen mucha experiencia.
En
proverbios dice: “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la
multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11.14).
Cuando
no hay una sabia dirección, lo más seguro es que llegue la anarquía, el caos,
el desorden, y confusiones. Todo mundo dirá que tiene la razón, todo mundo dirá
que tiene la verdad, la autoridad y que se le debe obedecer. Y nadie querrá
escuchar lo que el otro quiere decir, porque no cree que necesita escuchar, se
forma una sociedad arrogante, autosuficiente, e independiente. Una sociedad
formada por personas que creen que todo lo saben, y que tienen por qué ser
aconsejado por otra persona, menos cuando es menor de edad. Sin embargo, una
persona, un matrimonio, una familia, una iglesia y un país completo pueden
fracasar si quienes los dirigen no saben dirigir, y no pueden hacerlo porque se
creen autosuficientes y no saben escuchar a los demás.
Saber
escuchar es un arte, es una necesidad, y es una buena disciplina. No quiere
decir que todo lo que escucha o le digan o le aconsejen tendrá que hacerlo, no.
Todo
mensaje debe ser filtrado, analizado y comparado con sus ideales, identidad,
convicciones, valores y sus proyectos. El texto dice, “en la multitud de
consejeros hay sabiduría” no dice que todos los consejeros son sabios y lo todo
lo que dicen es sabiduría, sino en el ejercicio de acompañarse de consejeros,
de buscar a otras personas para escuchar su opinión, sugerencia y consejos allí
puede estar lo que más nos conviene.
Escuchar
la opinión, la sugerencia y el consejo de otra persona indica que igualmente
antes de tomar una decisión, debemos meditar y estar seguros que la decisión es
la correcta. Muchas veces, es la otra personas que ve las cosas desde otra perspectiva
que nosotros y tendrán una mejor apreciación de las cosas y pueden dar la mejor
sugerencia. Por otro lado, no estamos obligados a seguir y hacer todo lo que
escuchamos, sino que somos responsables de analizarlo y examinarlo. Pablo dice,
“recibidlo todo, retened lo bueno”.
Se
ha comprobado que las personas que tienen la capacidad de escuchar son las
personas más indicadas para saber aconsejar.
Saber
escuchar es un arte, y quien sabe hacerlo garantiza un mejor porvenir.
Aprendamos a escuchar al mejor consejero, a DIOS, porque él tiene la mejor
palabra para nosotros. Sus consejos son tiernos, sabios, beneficiosos, exactos,
y oportunos. Dediquemos todo el tiempo que sea necesario para escuchar la
Palabra de DIOS porque esta nos puede hacer sabios y perfectos para toda buena
obra.
Cuan importante es todo lo que dice . Ore y le pedí a Dios que me mande una señal para una situación que estoy atravesando y esto fue lo que recibí .Amén
ResponderEliminar