sábado, 28 de abril de 2018

Un momento... LO BUENO DE SABER ESCUCHAR




LO BUENO DE SABER ESCUCHAR

La buena comunicación se da cuando el emisor da un mensaje tan claro que el receptor lo recibe y lo entiende exactamente como fue dado originalmente. En este proceso de comunicación hay tres elementos importantísimos, el que habla sabe comunicar el mensaje, quien recibe sabe escuchar el mensaje, y el mensaje es muy claro de entender.
Detengámonos en el segundo elemento, el receptor del mensaje, o sea quien escucha todo lo que la otra persona le está diciendo.

No sé si por naturaleza, por cultura o por vicio, pero generalmente, nos gusta más hablar y que nos escuchen. Los seres humanos nos cuesta quedarnos callados, y nos cuesta escuchar. Ahora bien, cuando nos referimos a escuchar, hemos de aclarar que el saber escuchar es un arte, lo que significa que requiere esfuerzo, interés, y dedicación. Es que no solo es oír los ruidos, sino poner atención, dedicación, esfuerzo e interés a cada cosa que es pronunciada por el emisor.
Que bueno es encontrar a personas que les gusta escuchar con atención e interés lo que la otra persona les está diciendo. Utiliza la empatía, para identificarse con el que está hablando, familiarizarse con lo que está comunicando y finalmente obedecer lo que se le está pidiendo. Aquí es donde comienza a definirse el arte de saber escuchar, porque por hacerlo es que se puede evitar de muchos dolores de cabeza, cometer errores, tomar decisiones incorrectas, etc.
La persona que sabe escuchar, selecciona lo que es bueno, lo que le ayuda o beneficia, lo que está de acuerdo a sus proyecciones y visiones, y lo que va de acuerdo a su identidad.
En el libro de Proverbios hay más de 11 veces donde el padre y la madre están hablando a su hijo quien pone atención a lo que le dicen, escucha cuidadosamente, y finalmente se espera que obedezca pues esto garantizará su vida.
Por un lado hay una comunicación clara del mensaje acompañado de amor, sabiduría, y tacto al decirlo como excelentes consejeros, pero por el otro lado está el hijo respetuoso, atento, interesado y deseoso de escuchar el consejo de sus padres, de sus mayores, de quienes tienen mucha experiencia.
En proverbios dice: “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11.14).
Cuando no hay una sabia dirección, lo más seguro es que llegue la anarquía, el caos, el desorden, y confusiones. Todo mundo dirá que tiene la razón, todo mundo dirá que tiene la verdad, la autoridad y que se le debe obedecer. Y nadie querrá escuchar lo que el otro quiere decir, porque no cree que necesita escuchar, se forma una sociedad arrogante, autosuficiente, e independiente. Una sociedad formada por personas que creen que todo lo saben, y que tienen por qué ser aconsejado por otra persona, menos cuando es menor de edad. Sin embargo, una persona, un matrimonio, una familia, una iglesia y un país completo pueden fracasar si quienes los dirigen no saben dirigir, y no pueden hacerlo porque se creen autosuficientes y no saben escuchar a los demás.
Saber escuchar es un arte, es una necesidad, y es una buena disciplina. No quiere decir que todo lo que escucha o le digan o le aconsejen tendrá que hacerlo, no.
Todo mensaje debe ser filtrado, analizado y comparado con sus ideales, identidad, convicciones, valores y sus proyectos. El texto dice, “en la multitud de consejeros hay sabiduría” no dice que todos los consejeros son sabios y lo todo lo que dicen es sabiduría, sino en el ejercicio de acompañarse de consejeros, de buscar a otras personas para escuchar su opinión, sugerencia y consejos allí puede estar lo que más nos conviene.
Escuchar la opinión, la sugerencia y el consejo de otra persona indica que igualmente antes de tomar una decisión, debemos meditar y estar seguros que la decisión es la correcta. Muchas veces, es la otra personas que ve las cosas desde otra perspectiva que nosotros y tendrán una mejor apreciación de las cosas y pueden dar la mejor sugerencia. Por otro lado, no estamos obligados a seguir y hacer todo lo que escuchamos, sino que somos responsables de analizarlo y examinarlo. Pablo dice, “recibidlo todo, retened lo bueno”.
Se ha comprobado que las personas que tienen la capacidad de escuchar son las personas más indicadas para saber aconsejar.
Saber escuchar es un arte, y quien sabe hacerlo garantiza un mejor porvenir. Aprendamos a escuchar al mejor consejero, a DIOS, porque él tiene la mejor palabra para nosotros. Sus consejos son tiernos, sabios, beneficiosos, exactos, y oportunos. Dediquemos todo el tiempo que sea necesario para escuchar la Palabra de DIOS porque esta nos puede hacer sabios y perfectos para toda buena obra.

1 comentario:

  1. Cuan importante es todo lo que dice . Ore y le pedí a Dios que me mande una señal para una situación que estoy atravesando y esto fue lo que recibí .Amén

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