sábado, 13 de julio de 2019

Tiempo... Filipenses 3. 13 - 14



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús”.  Filipenses 3. 13 – 14


La visión de la vida muchas veces se nos pone difusa.
Nos desenfocamos.  Se nos nubla la vista y no vemos con claridad lo que Dios quiere.  Peleamos y buscamos cosas que en realidad no son importantes.
Perdemos el foco cuando no miramos las cosas como Dios las ve, al hacer que lo terrenal y pasajero sea mucho más relevante que lo eterno.
Se nos nubla la vista cuando nos quedamos estancados en la falta de perdón.  Cuando queremos resolver las cosas con nuestras fuerzas.   O cuando creemos haber alcanzado algún nivel de perfección.
“Una cosa hago”, dijo Pablo.
Él sabía que la única forma de recuperar la visión nítida y enfocada de la vida era mirando hacia adelante, para cumplir con el supremo llamamiento que Dios le había dado en Cristo.
Recuperamos el foco de la vida cuando hacemos “una sola cosa”. ¡No muchas!
Recuperamos el foco de la vida cuando nos extendemos para alcanzar los que está adelante.   No tenemos control de lo que pasó, pero si podemos aprender de Él para mejorar mañana. 
Recuperamos el foco de la vida cuando proseguimos a la meta.  La tenacidad debe caracterizarnos.  
“El agua, no perfora la roca por su fuerza, sino por la tenacidad de gotear, gotear y gotear”. 
Hagamos una sola cosa: “no vivamos anclados al pasado; olvidemos lo que queda atrás y entendámonos hacia adelante para alcanzar el cumplimiento del supremo llamamiento que Dios tiene en Cristo Jesús”.
Vamos hacia adelante, en Cristo somos más que vencedores.
Dios les bendiga abundantemente.

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