martes, 9 de julio de 2019

Leyendo... Efesios capítulo 6



LECTURA DIARIA:
Efesios capítulo 6

Hay una diferencia entre obedecer y honrar. Obedecer significa cumplir lo ordenado; honrar significa mostrar respeto y amor.
A los hijos adultos no se les pide que se subordinen a padres dominantes. Los hijos obedecerán hasta que dejen de estar bajo el cuidado de sus padres, pero la responsabilidad de honrarlos es para siempre.
Si nuestra fe en Cristo es real, por lo general se probará en el hogar, en nuestra relación con quienes nos conocen mejor. Los hijos y los padres tienen responsabilidades mutuas. Los hijos deben honrar a sus padres aun si estos son exigentes e injustos. Los padres deben cuidar de sus hijos con dulzura, a pesar de que sean desobedientes y molestos. Por supuesto que el ideal es que padres e hijos cristianos se relacionen con solicitud y amor.
Algunas sociedades honran a sus ancianos, respetan su sabiduría, dan deferencia a su autoridad y buscan su comodidad y satisfacción. Así es como los cristianos deben actuar. Donde los ancianos se respetan, la larga vida es una bendición, no un peso.
El propósito de la disciplina paterna es ayudar en el crecimiento de los hijos, no herir ni desanimarlos. La paternidad no es fácil, requiere mucha paciencia para formar a los hijos en amor, de manera que honre a Cristo. La frustración y el enojo no deben motivarlos a disciplinar. En cambio, los padres deben actuar en amor, tratando a sus hijos como Cristo trató a las personas que amó. Esto es vital en el desarrollo de los hijos y en el concepto que tengan del Señor.
Los esclavos jugaron un papel importante en la cultura romana. Se estima que hubo varios millones de ellos en el Imperio Romano. Debido a que muchos dueños de esclavos y esclavos llegaron a ser cristianos, la iglesia primitiva tuvo que enfrentar directamente el asunto de las relaciones amo/esclavo. La declaración de Pablo no condena ni condona la institución de la esclavitud. Más bien dice a los amos y a los esclavos cómo vivir juntos en una casa cristiana. En los días de Pablo, las mujeres, los hijos y los esclavos tenían pocos derechos. En la iglesia, sin embargo, disfrutaban libertades que la sociedad les negaba. Pablo dio direcciones firmes a los responsables de estos grupos: esposos, padres y amos.
Las instrucciones de Pablo estimulan responsabilidad e integridad en el trabajo. Los empleados cristianos debieran cumplir con sus tareas como si Jesucristo fuera el supervisor, y los empleadores cristianos debieran tratar a sus empleados con amabilidad y respeto.
Aunque los cristianos pueden estar en diferentes niveles en la sociedad humana, somos iguales delante de Dios. Él no tiene favoritos, nadie es más importante que el otro.
En la vida cristiana batallamos en contra de fuerzas malignas poderosas, encabezadas por satanás. Para contrarrestar sus ataques, debemos depender de la fortaleza de Dios y usar cada pieza de la armadura. Pablo no solo da este consejo a la Iglesia, el cuerpo de Cristo, sino también a cada individuo dentro de ella. Todo el cuerpo necesita armarse.
Los gobernantes malignos, seres satánicos y príncipes de las tinieblas, no son personas sino ángeles caídos a los que satanás controla. Cuando creemos en Cristo y nos unimos a su Iglesia, estos seres vienen a ser nuestros enemigos y emplean todo tipo de ardides para apartarnos de Cristo y hacernos pecar otra vez. Aunque estamos seguros de la victoria, debemos batallar hasta que Cristo venga, porque satanás lucha constantemente en contra de todos los que están del lado del Señor.
Requerimos de poder sobrenatural para vencer a satanás y Dios nos lo puede dar a través del Espíritu Santo que está en nosotros y su armadura que nos rodea.
Pablo nos dice que usemos cada pieza de la armadura de Dios para resistir sus ataques y permanecer firmes aun en medio de los mismos. Cinturón de la Verdad: satanás lucha con mentiras y algunas veces estas parecen ciertas; pero solo los creyentes tienen la verdad de Dios, que puede derrotar las mentiras de satanás. Coraza de Justicia: satanás, a menudo, ataca nuestros corazones: el centro de nuestras emociones, autoestima y confianza. La aprobación de Dios es la coraza que protege nuestros corazones. Él nos aprueba porque nos ama y envió a su Hijo a morir por nosotros. Calzado para difundir las buenas nuevas: satanás quiere que pensemos que anunciar las buenas nuevas a otros es una tarea sin valor e imposible, la tarea es muy grande y la respuesta negativa demasiada. Pero el "calzado" que Dios nos ha dado es la motivación para continuar proclamando la paz verdadera que está al alcance en Dios, noticia que todos necesitan escuchar. Escudo de la Fe: Lo que vemos son los ataques de satanás en forma de insultos, contrariedades y tentaciones. Pero el escudo de la fe nos protege de los dardos de fuego que arroja el maligno. Con la perspectiva de Dios, podemos ver más allá de nuestras circunstancias y tener presente que la victoria final es nuestra. Yelmo de la Salvación: satanás quiere que dudemos de Dios, de Jesús y de nuestra salvación. El yelmo protege nuestras mentes de poner en duda la obra salvadora de Dios efectuada a nuestro favor. Espada del Espíritu: la Palabra de Dios La espada es la única arma ofensiva en esta lista de la armadura. Hay momentos cuando necesitamos emplear la táctica ofensiva contra satanás. Cuando somos tentados, necesitamos confiar en la verdad de la Palabra de Dios.

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