sábado, 6 de julio de 2019

Tiempo... efesios 3. 14 - 19



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra, que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior; de manera que Cristo more por la fe en vuestros corazones; y que arraigados y cimentados en amor, seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios”. Efesios 3. 14 – 19


Existen fenómenos, historias, situaciones que se podrían definir como inexplicables. Para estas situaciones hay profesionales tanto científicos como místicos, cada uno con sus medios intentan entender los fenómenos extraños que no se puede dar hoy en día una explicación que pueda dar luz a estos fenómenos. Existen estudios teóricos, prácticos, de laboratorio, de campo, de muchos tipos.
Si hubiese un tema el cual es seguro que no seremos capaz de entender el ser humano, sin ninguna duda es el amor de Dios, "que seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios." Nunca ninguna mente podrá comprender la profundidad del amor de Dios.
Pero si lo comparamos con otros fenómenos hay algo que pone en alza el amor de Dios respecto a cualquier otra cosa, que se puede experimentar. Resolver un misterio de la naturaleza puede causar una gran satisfacción y reconocimiento, experimentar el amor de Dios no produce satisfacción, sino un cambio en el corazón, un cambio de rumbo, enamoramiento hacia el que ha amado, porque no debemos olvidar que si amamos a Dios es porque Él nos ha amado primero.
Experimentar el amor de Dios nos llena y nos hace comprender dentro de los límites humanos la anchura, la longitud, la altura y la profundidad que tiene el amor, ofrece plenitud, porque Dios no da a medias, da en magnitudes industriales, Dios no ama un poco, Dios ama inexplicablemente, pero al experimentarlo, su amor le pone a un nivel superior. El amor de Dios cambia y transforma los corazones. Produce más amor y esto repercute en sus hijos.
¡Es maravilloso comprender la plenitud del amor de Dios!
Dios les bendiga abundantemente.

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