sábado, 27 de julio de 2019

Leyendo... 2 Tesalonicenses 1



LECTURA DIARIA:
2 Tesalonicenses 1

Pablo escribió esta carta desde Corinto menos de un año después de que escribiera 1 Tesalonicenses.
Él y sus compañeros Timoteo y Silas habían visitado Tesalónica en el segundo viaje misionero de Pablo. En aquella visita establecieron la iglesia, pero Pablo tuvo que salir apresuradamente por causa de la persecución. Esto lo motivó a escribir su primera carta, después Pablo oyó sobre la forma en que los tesalonicenses habían reaccionado a su carta. Las buenas noticias eran que seguían creciendo en su fe. Pero las malas noticias eran que se estaban difundiendo falsas enseñanzas acerca del regreso de Cristo, llevando a algunos a que dejaran sus trabajos y se dedicaran a esperar el fin del mundo. De modo que Pablo tuvo que volverles a escribir.
Debido a eso esta segunda carta tenía el propósito de corregir falsas enseñanzas acerca de la Segunda Venida.
Más allá del contenido de sus cartas, el estilo de Pablo era confirmar. En gran parte de sus cartas empezaba subrayando lo que más apreciaba de sus lectores y dando a conocer el gozo que sentía por su fe en Dios.
Durante su primera visita a Tesalónica Pablo fue perseguido. No hay duda que los que habían respondido a su mensaje y habían llegado a ser cristianos continuaron siendo perseguidos tanto por los judíos como por los gentiles. En su primera carta a los Tesalonicenses, Pablo dijo que el regreso de Cristo traería libertad de la persecución y juicio a los perseguidores. Pero esto hizo que la gente creyera que el regreso de Cristo sería de inmediato con el propósito de rescatarlos y vindicarlos.
Pablo tuvo que señalar que mientras esperaban el Reino de Dios, podían y tenían que aprender perseverancia y fe por su sufrimiento.
Pablo enseña que todo eso ayuda a formar un carácter firme y un mayor conocimiento de Cristo.
El consuelo tiene dos dimensiones según lo que menciona Pablo. Podemos ser consolados al tomar en cuenta que nuestros sufrimientos nos fortalecen, ayudándonos a estar listos para el Reino de Cristo. También podemos ser consolados en el hecho de que un día cada uno estará delante de Dios; entonces, lo erróneo será corregido, la sentencia será dada a conocer y la maldad terminará.
La "pena de eterna perdición" que Pablo describe es el lago de fuego, el lugar de separación eterna de Dios. Aquellas personas que han sido separados de Dios en la eternidad ya no tienen ninguna esperanza de salvación.
Nuestro "llamamiento" de parte de Dios, como cristianos, es llegar a ser como Cristo. Este es un proceso gradual, para toda la vida y será completado cuando veamos a Cristo cara a cara. Ser "dignos de su llamamiento" significa querer hacer lo que es correcto y bueno así como Cristo.

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