sábado, 13 de julio de 2019

Leyendo... Filipenses capítulo 3



LECTURA DIARIA:
Filipenses capítulo 3

El apóstol Pablo hace una revisión de lo básico con estos creyentes para afirmarlos en la doctrina de la fe.

Se refiere a estos "perros" y "malos obreros" a los que eran como los judaizantes cristianos judíos, que creían erróneamente que era esencial para los gentiles cumplir con todas las leyes judías del Antiguo Testamento, especialmente lo relacionado con el rito de la circuncisión, para poder obtener la salvación. Muchos judaizantes estaban motivados por el orgullo espiritual. Como habían invertido mucho tiempo y esfuerzo en cumplir sus leyes, no podían aceptar que todos sus esfuerzos no les ayudaban a acercarse, ni un paso, a la salvación. Pablo los criticó porque miraban el cristianismo al revés, pensando que lo que ellos hacían los hacía más creyentes que el regalo de gracia dado por Cristo. Lo que los creyentes hacen es el resultado de la fe, no un prerrequisito para la fe. Esto fue confirmado por los líderes de la iglesia primitiva en el concilio de Jerusalén once años antes (Hechos 15).
Es fácil enfatizar más en los esfuerzos religiosos ("confianza en la carne") que en la fe interna, pero Dios da valor a la actitud de nuestros corazones por encima de todo.
A primera vista, parece que Pablo alardeaba con sus logros. Pero es todo lo contrario, muestra que los logros humanos, pese a lo significativos que sean, no permiten obtener la salvación personal y la vida eterna con Dios. Pablo tenía cartas de presentación impresionantes: formación, nacionalidad, trasfondo familiar, herencia, ortodoxia, actividad y moralidad. Sin embargo, su conversión a la fe en Cristo (Hechos 9), no se basó en sus credenciales, sino en la gracia de Dios. Pablo no dependía de sus obras para agradar a Dios, porque aun las credenciales más impresionantes no son suficientes ante las normas de un Dios santo. Pablo pertenecía a la tribu de Benjamín, también era fariseo.
Pero cuando Pablo habló de su "ganancia", la desestimó porque nada era tan importante como su relación con Cristo.
Ni guardar la ley, ni el mejoramiento personal, la disciplina ni ninguna cantidad de esfuerzos religiosos Pablo entregó todo, familia, amistades y libertad, a fin de conocer a Cristo y el poder que lo resucitó.
Así como la resurrección de Cristo nos da el poder de Cristo para vivir para Él, su crucifixión señala la muerte de nuestra vieja naturaleza pecadora. No podemos conocer la victoria de la resurrección sin usar personalmente la crucifixión. Así como Cristo fue exaltado después de su resurrección, un día compartiremos la gloria de El. Pablo sabía que podría morir pronto, pero tenía fe en que resucitaría a la vida otra vez.
Pablo dice que su meta era conocer a Cristo, ser como El, y ser todo lo que Cristo pensaba en cuanto a él.
Pablo desafió a los filipenses a buscar la semejanza a Cristo, invitándolos a que siguieran su ejemplo. Quiso darles a entender que así como su vida estaba centrada en Cristo, la de ellos también debería estarlo.
Pablo criticó no solo a los judaizantes, sino también a los cristianos que afirman ser cristianos pero no viven de acuerdo al modelo de Cristo. Satisfacen sus propios deseos, aun pensando en las necesidades de otros. La libertad en Cristo no significa libertad para ser egoísta. Significa oportunidad para servir y llegar a ser la mejor persona que usted puede ser.
El cuerpo que recibiremos cuando resucitemos será similar al cuerpo resucitado de Cristo. Aquellos que lucharon contra el dolor, las limitaciones físicas o la incapacidad pueden tener una maravillosa esperanza en la resurrección.

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