martes, 30 de julio de 2019

Tiempo... 2 Tesalonicenses 3. 6 - 12



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Hermanos,  en el nombre del Señor Jesucristo les ordenamos que se aparten de todo hermano que esté viviendo como un vago y no según las enseñanzas recibidas de nosotros.
 Ustedes mismos saben cómo deben seguir nuestro ejemplo.  Nosotros no vivimos como ociosos entre ustedes, ni comimos el pan de nadie sin pagarlo.  Al contrario,  día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para no ser una carga a ninguno de ustedes. Y lo hicimos así,  no porque no tuviéramos derecho a tal ayuda,  sino para darles buen ejemplo. Porque incluso cuando estábamos con ustedes,  les ordenamos”: El que no quiera trabajar,  que tampoco coma.  “Nos hemos enterado de que entre ustedes hay algunos que andan de vagos,  sin trabajar en nada,  y que sólo se ocupan de lo que no les importa. A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que tranquilamente se pongan a trabajar para ganarse la vida”. 
2 Tesalonicenses 3. 6 - 12

No es sano convivir en todo tiempo con alguien que no sigue el camino del Señor, pues tarde o temprano su influencia negativa sobre nuestras vidas tendrá su resultado. Aunque esto no debe alejarnos de aquellos que nos necesitan o necesitan de nuestro testimonio de vida para ser tocados y transformados por el poder de Dios.
La ociosidad es un comportamiento que engendra pereza y conflictos, por eso nadie que se dedica a la obra, debe comportarse como tal.
A nadie le gusta tener un parasito a su lado, y ningún siervo puede convertirse en eso, pues su testimonio quedara sin soporte, por eso Pablo trabajaba para obtener su propio sustento, no siendo de carga para los creyentes.
Su ejemplo de vida debe ser tomado en serio por toda la iglesia, para no sobrecargar a los hermanos en la fe, tan solo para cumplir las necesidades de un ministerio, aunque si todos están de acuerdo en dar para el sostenimiento del ministerio como un derecho que se ha ganado el siervo, entonces es digno de su salario.
Quien no trabaja solo cultiva ocio y destrucción para su alma, por eso el trabajo es digno de su recompensa.
Cuando la congregación y los hermanos permanecen ociosos, en la vagancia entonces empiezan a ocuparse en cosas inútiles, chismes y en cosas que nada edifican a la iglesia.
Dios nos exhorta a llevar una vida honrosa ocupándonos para mantenernos enfocados y laboriosos en la verdad y el amor.
Dios les bendiga abundantemente.

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