jueves, 11 de julio de 2019

Leyendo... Filipenses capítulo 1



LECTURA DIARIA:
Filipenses capítulo 1

El apóstol Pablo saluda a los creyentes de filipos y a los obispos y diáconos que conducían la iglesia. Los santos se refieren a todos aquellos que creen en Cristo. Pablo usó la palabra gozo en su carta.
Los filipenses eran recordados con gozo y agradecimiento cuando Pablo oraba. Al ayudar a Pablo estaban apoyando la causa de Cristo. Los filipenses estaban dispuestos a ser usados en cualquier tarea que El tuviera reservada para ellos.
Los filipenses oyeron el evangelio unos diez años antes, cuando Pablo y sus compañeros visitaron Filipos durante el segundo viaje misionero de Pablo y fundaron la iglesia allí.
Cuando Pablo habló de la comunión en el evangelio de los filipenses, estaba señalando su invalorable contribución a difundir el mensaje de Dios. Contribuyeron en forma práctica cuando Pablo estuvo en Filipos y a través de un sostén económico cuando estuvo en prisión.
Dios que comenzó la buena obra en nosotros la continuará a través de nuestra vida y la terminará cuando le veamos cara a cara. La obra de Dios por nosotros comenzó cuando Cristo murió en la cruz en nuestro lugar. Su obra en nosotros comenzó cuando creímos en El. Ahora el Espíritu Santo vive en nosotros, capacitándonos para que cada día seamos más semejantes a Cristo. Pablo describe el proceso de crecimiento y madurez del cristiano que comienza al aceptar a Cristo y seguirá hasta que Cristo vuelva.
Cuando Pablo dijo: "en mis prisiones", probablemente se refería a su prisión en Filipos. En los versículos 13 y 14, Pablo habla de su prisión en Roma. Dondequiera que estuviera, aun en la cárcel, predicaba las buenas nuevas con fidelidad.
Pablo tenía el anhelo de ver a los cristianos en Filipos. Su amor y afecto por ellos se basaba no simplemente en experiencias pasadas sino en la unidad que viene cuando los creyentes son atraídos por el amor de Cristo. Todos los cristianos son parte de la familia de Dios y poseen por igual el poder transformador de su amor.
Pablo oró que los filipenses se unieran en amor. El amor de ellos fue el resultado del gran conocimiento de Cristo y de la profunda visión. Ese amor no se basaba en sentimientos sino en lo que Cristo había hecho por ellos.
Pablo clama por los filipenses "para que aprobéis lo mejor", en otras palabras, que tuvieran la habilidad para diferenciar entre lo correcto y lo erróneo, lo bueno y lo malo, lo vital y lo superficial.
El "día de Cristo" se refiere al tiempo cuando Dios juzgará al mundo a través de Jesucristo. Deberíamos vivir cada día pensando en que Él podría regresar en cualquier momento.
Los "frutos de justicia" incluyen todos los rasgos de carácter que fluyen de una correcta relación con Dios. No hay otra manera de conseguir estos frutos de justicia que no sea a través de Cristo.
La prisión puede motivar en muchas personas enojo o abandono, pero Pablo la vio como otra oportunidad para difundir las buenas nuevas de Cristo. Pablo concluyó que las circunstancias presentes no eran tan importantes como lo que hizo con ellas. Al cambiar una mala situación en algo bueno, alcanzó a los soldados romanos del pretorio y animó a los cristianos que temían la persecución.
Pablo tenía una maravillosa actitud generosa. Sabía que algunos predicaban para fundamentar su propia reputación, aprovechándose de la prisión de Pablo para hacerse famosos. El apóstol se alegraba de que el evangelio fuera predicado, pese a las motivaciones de esos predicadores. Algunos cristianos sirven por razones equivocadas. Pablo no los condona ni Dios pasa por alto sus motivos, pero debiéramos alegrarnos si Dios usa su mensaje, sin tomar en cuenta su motivación.
El ruego de Pablo era que cuando enfrentara el juicio pudiera hablar de Cristo con valor y no fuera tímido ni se avergonzara. Sea que viviera o que muriera, deseaba exaltar a Cristo.
Para Pablo la vida significa desarrollar valores eternos y hablar a otros acerca de Cristo, que es el único que puede ayudarnos a ver la vida desde una perspectiva eterna. Lo máximo en la vida de Pablo era hablar con denuedo en favor de Cristo y ser semejante a Él. Por eso Pablo pudo decir con total confianza que morir sería mejor que vivir, porque al morir se libraría de las inquietudes del mundo y vería a Cristo cara a cara.
Pablo animó a los creyentes a estar unidos, a estar "firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe".

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