viernes, 12 de julio de 2019

Leyendo... Filipenses capítulo 2



LECTURA DIARIA:

Filipenses capítulo 2


La ambición puede arruinar una iglesia, pero la humildad genuina puede edificarla. Filipos era una ciudad cosmopolita.
La composición de la iglesia reflejaba gran diversidad, con una variedad de personas, con trasfondo y formas de vida diferentes. Con tantos diferentes trasfondos entre sus miembros, debió haber sido difícil mantener la unidad. Aunque no hay evidencias de una división notable en la iglesia, la unidad fue protegida.
Pablo les anima a estar alertas contra cualquier egoísmo, prejuicio o celo que pueda conducir a una disensión.
Jesucristo era humilde, dispuesto a negar sus derechos, a fin de obedecer a Dios y servir a la gente.
La encarnación fue el acto de preexistencia del Hijo de Dios, que voluntariamente adoptó un cuerpo y una naturaleza humanos. Sin dejar de ser Dios, se convirtió en un ser humano, el hombre llamado Jesús. No renunció a su deidad para convertirse en humano, sino que dejó a un lado el derecho a su gloria y su poder. En sumisión a la voluntad del Padre, limitó su poder y su conocimiento. Jesús de Nazaret estaba sujeto a lugar, tiempo y a muchas otras limitaciones humanas. Lo que hizo única su humanidad fue su libertad del pecado. En su completa humanidad, Jesús nos mostró todo lo que puede expresarse, en términos humanos, relacionado al carácter de Dios.
Con frecuencia la gente excusa su egoísmo, orgullo o maldad, reclamando sus "derechos". Pero como creyentes debemos tener una actitud diferente, que nos permita poner a un lado nuestros derechos por el bien de los demás, a fin de servirles. Si decimos que seguimos a Cristo, también debemos decir que queremos vivir como Él vivió.
La muerte en la cruz (crucifixión) era la forma de castigo capital que los romanos usaban contra los criminales notorios. Era sumamente dolorosa, humillante. Los prisioneros eran clavados o atados a la cruz y abandonados hasta morir.
En el juicio final, aun aquellos que sean condenados reconocerán la autoridad de Jesús y su derecho a gobernar. La gente puede escoger ahora a Jesús como Señor como un paso de amor y compromiso voluntario, o ser forzados a reconocerlo como Señor cuando regrese. Cristo puede regresar en cualquier momento. "Por tanto", dice Pablo "Ocupaos en vuestra salvación", a la luz de la exhortación precedente sobre la unidad, puede significar que toda la iglesia trabajó unida para deshacerse de las divisiones y las discordias. Los cristianos filipenses necesitaban ser cuidadosos en su obediencia a Cristo, ahora que Pablo ya no estaba con ellos para recordarles continuamente lo que era correcto.
Para ser como Cristo, debemos condicionarnos a pensar como El. Para cambiar nuestros deseos, a fin de que sean como los de Cristo, necesitamos el poder de la presencia del Espíritu, la influencia de cristianos fieles, la obediencia a la Palabra de Dios y el servicio sacrificial.
Nuestras vidas debieran caracterizarse por su pureza, su paciencia y su pacificación, de manera que resplandezcamos como "luminares" en un mundo de tinieblas y depravación. Una vida transformada es un testimonio efectivo del poder de la Palabra de Dios.
La libación era una parte importante del sistema de sacrificios de los judíos. Debido a que la iglesia tenía un pequeño trasfondo judío, la libación puede referirse al vino derramado a las deidades paganas en acontecimientos públicos importantes. Pablo considera su vida como un sacrificio.
Aunque Pablo tuviera que morir, estaba contento, sabiendo que había sido de ayuda a los filipenses para que vivieran por Cristo.
Cuando Pablo escribió esta carta, Timoteo se hallaba con él en Roma. También lo estuvo en su segundo viaje misionero, cuando se estableció la iglesia de Filipos.
Pablo observó que muchos cristianos estaban demasiado preocupados en sus necesidades como para invertir tiempo en trabajar por Cristo.
Así como un obrero habilidoso entrena a un aprendiz, Pablo preparó a Timoteo para que continuara el ministerio en su ausencia.
Pablo estaba en prisión (esperando su juicio o su veredicto) por predicar a Cristo. Les decía a los filipenses que tan pronto supiera la decisión de la corte, enviaría a Timoteo con las noticias, pero que estaba dispuesto a aceptar lo que viniera.
Epafrodito, quien entregó el dinero de la iglesia en Filipos a Pablo, pudo haber sido un anciano en Filipos, quien, mientras estuvo con Pablo, se enfermó. Después de recuperarse, regresó a su hogar. Solo se menciona en Filipenses. Pablo indica que debería honrarse a aquellos que dan su vida por la causa de Cristo, yendo a donde no podemos ir nosotros mismos.

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