lunes, 22 de julio de 2019

Leyendo... 1 Tesalonicenses 2



LECTURA DIARIA:
1 Tesalonicenses 2

Cuando el apóstol Pablo dice: "Nuestra visita a nosotros" se refiere a su primera visita a Tesalónica. Los tesalonicenses sabían que Pablo había estado preso en Filipos justo antes de su venida a Tesalónica.

El temor a perder la libertad no fue obstáculo para que Pablo siguiera predicando el evangelio.
El versículo 3 pudo haber sido la respuesta a acusaciones de los líderes judíos que habían agitado a las masas. Al predicar el evangelio, Pablo no buscaba dinero, fama o popularidad. El demostró la sinceridad de sus motivos cuando junto con Silas sufrió por difundir el evangelio en Filipos.
Pablo nunca cambió su mensaje para hacerlo más aceptable, aunque trató que sus métodos estuvieran acorde con cada audiencia.
Los que proclaman la verdad de Dios tienen una responsabilidad especial de ser honestos.
Cuando Pablo estuvo con los tesalonicenses, no los aduló, no buscó su alabanza y no fue una carga para ellos. El y Silas concentraron sus esfuerzos en la presentación del mensaje de Dios para la salvación de los tesalonicenses. Los creyentes de aquel lugar habían sido cambiados por Dios, no por Pablo; fue el mensaje de Cristo el que creyeron, no el de Pablo.
La ternura no siempre es una cualidad apreciada en nuestra sociedad. Poder y rudeza ganan más respeto, aun cuando a nadie le gusta ser amedrentado. Ternura es amor en acción: es ser considerado, satisfacer las necesidades de los demás, dedicar tiempo para escuchar a las otras personas y estar dispuestos a aprender.
Aunque Pablo tenía el derecho de recibir apoyo económico de la gente a la que enseñaba, trabajó como fabricante de tiendas para sostenerse y no ser carga a los nuevos creyentes en Tesalónica.
Por sus palabras y ejemplo, Pablo animó a los tesalonicenses a vivir de tal manera que pudieran ser dignos de Dios.
Así como los judíos cristianos en Jerusalén fueron perseguidos por otros judíos, así los cristianos gentiles en Tesalónica fueron perseguidos por sus coterráneos gentiles.
Cuando Pablo se refiere a los judíos, está hablando de ciertos judíos que se oponían a su predicación del evangelio, no a todos los judíos. Muchos de los convertidos de Pablo eran judíos, como él.
A pesar que la religión judía había sido declarada "legal" por las autoridades romanas, la relación con el gobierno seguía siendo débil. En ese tiempo, el cristianismo era visto como una secta del judaísmo. Los judíos temían que las represalias aplicadas contra los cristianos pudieran alcanzar a ellos.
No se sabe exactamente qué impidió el regreso de Pablo a Tesalónica: oposición, enfermedad, complicaciones en el viaje o un ataque directo de satanás, pero Satanás de alguna manera intentó mantenerlo alejado.
La recompensa final para el ministerio de Pablo no era dinero, prestigio o fama, sino nuevos creyentes cuyas vidas fueron cambiadas por Dios por medio de la predicación del evangelio. Este era el motivo por el cual tenía muchas ganas de verlos.

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