lunes, 3 de diciembre de 2018

Un momento... ¿QUÉ ES LA VICTORIA?



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¿QUÉ ES LA VICTORIA?

Efesios 1. 3 nos dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”.

Cuando fuimos salvos, la gracia de DIOS llenó de gozo nuestros corazones. En ese entonces nuestra vida estaba llena de esperanza; creímos que desde ese momento todos nuestros pecados quedarían bajo nuestros pies. Pensamos que de ahí en adelante podríamos vencerlo todo.
En el momento de nuestra salvación creímos que no había ninguna tentación que fuera tan grande que no pudiéramos vencer, ni dificultad que no pudiéramos superar. Nuestro futuro estaba lleno de una esperanza gloriosa. Por primera vez gustamos la paz del perdón y saboreamos el gozo.
Era muy agradable y sencillo tener comunión con DIOS. Nos sentíamos llenos de gozo y de felicidad.
En ese entonces pensábamos que cada día sería un día de victoria.
Sin embargo, esta maravillosa condición no duró mucho, y nuestra maravillosa esperanza no se hizo realidad. Los pecados que creíamos se habían ido o que habíamos vencido de repente regresaron. Pensábamos que ya los habíamos dejado atrás, pero volvieron.
Nuestro antiguo mal genio regresó; el orgullo volvió; y nuestra envidia apareció otra vez. Tal vez tratamos de leer la Biblia pero fue inútil. Quizás orábamos, pero ese dulce sabor ya no estaba allí. El anterior celo por las almas perdidas se había desvanecido.
El amor comenzó a menguar. Algunos asuntos sí habían sido solucionados, pero otros no los pudimos resolver. Nuestra canción diaria se volvió una canción de derrota y no de victoria. Llegamos a experimentar más fracasos que victorias en nuestra vida cotidiana.
Comenzamos a sentir un gran vacío interior. Al compararnos con Pablo, Juan, Pedro y con los cristianos del primer siglo, pensábamos que había una gran diferencia entre sus experiencias y la nuestra. No podíamos ayudar a otros; sólo les podíamos hablar del lado victorioso de nuestra experiencia.
No podíamos hablarles del lado en que habíamos fracasado. Creíamos que los días de victoria eran pocos, y que los días de fracaso eran numerosos. Vivíamos diariamente en miseria. Esta es la experiencia común de muchos cristianos.
Cuando fuimos salvos pensamos que ya que nuestros pecados habían sido perdonados, nunca regresarían. Creímos que la paz y el gozo que experimentamos permanecerían siempre con nosotros. Lamentablemente, los pecados y las tentaciones regresaron.
Como consecuencia, caemos en profundo desánimo, reprimimos los pecados de manera consciente, o nos resignamos pensando que la victoria es imposible.
Hermanos y hermanas, quisiera hacerles una pregunta delante de Dios: Cuando el Señor Jesús fue a la cruz, ¿Son Sus logros en la cruz insuficientes para hacer que le sirvamos en santidad y justicia? ¿Derramó El Su sangre en la cruz con el fin de librarnos del castigo del infierno solamente, más no del dolor del pecado?
¡El Señor lo logró todo en la cruz! Cuando estuvo en la cruz no sólo le puso fin al dolor del infierno sino también al dolor del pecado. El no sólo se acordó del dolor del castigo del pecado, sino también del dolor del poder del pecado.
El preparó un camino de salvación para nosotros, que nos hace aptos para vivir en la tierra de la misma manera que Él vivió.
Su obra redentora no nos dio la posición y la base para ser salvos sólo de una manera superficial, sino también para que fuésemos salvos plenamente.
La salvación que el Señor nos ha provisto no es la salvación del flotador sino la de la barca. Él no se detendrá a mitad de camino dejándonos entre la vida y la muerte. El salvará a Su pueblo de los pecados. Él no nos deja en los pecados.
Nuestra victoria es Cristo, en Él somos más que victoriosos.
“Estad,  pues,  firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres,  y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”. Gálatas 5. 1.
“Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Romanos 8. 37.
Dios les bendiga abundantemente.

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