lunes, 24 de diciembre de 2018

Leyendo... Zacarías capítulo 7



LECTURA DIARIA:
Zacarías capítulo 7

Los líderes de Israel se acercaron a los sacerdotes para consultar sobre el ayuno.

Los ayunos especificados en este capítulo se refieren a ayunos que recordaban hechos trágicos en la vida del pueblo. En el ayuno del mes quinto se recordaba la destrucción de Jerusalén y del templo a manos del rey Nabucodonosor de Babilonia. En el mes séptimo recordaban el asesinato de Gedalías a manos de Ismael, hijo de Netanías, con el cual había muerto también el remanente que había quedado en su tierra.
Ninguno de estos ayunos se hacía con el objeto de agradar a Dios; todos fueron para recordar la aflicción, el dolor producido por esos momentos de tragedia nacional.
Ahora que Jerusalén se estaba reconstruyendo, acudieron al templo para preguntar si debían continuar con esta fiesta anual. Dios no respondió su pregunta en forma directa. En vez de eso, les dijo que su conducta era más importante que sus fiestas religiosas. Lo que quería de su pueblo era el juicio según la verdad y que hiciera misericordia y piedad con los débiles.
Zacarías aprovecha la pregunta teológica para recordarle a Judá que la cuestión importante del ayuno son los motivos y las actitudes.
Los israelitas perdieron su deseo sincero hacia Dios. Zacarías les dijo que celebraban ritos religiosos, tales como el ayuno o las festividades santas, sin la actitud, el arrepentimiento ni la adoración adecuada. Realizaban estos ritos sin pensar en Dios.
Zacarías explicó al pueblo que sus antepasados provocaron el gran enojo de Dios sobre ellos mismos al endurecer sus corazones. Zacarías comparó las actitudes provocadas por esto con la sustancia más dura que los judíos conocían: el pedernal.
Al rehusar poner oídos a la Palabra del Señor, Dios los esparció con torbellino por todas las naciones

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