lunes, 10 de diciembre de 2018

Un momento... LA IMPORTANCIA DE LA CONFIANZA



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA IMPORTANCIA DE LA CONFIANZA

Hoy en día se ha puesto de moda la compra y venta vía internet.
En vista de la gran cantidad de compradores y vendedores que hay en este tipo de mercados, una de las preguntas que más nos formulamos es si la persona que me va a vender determinado producto es confiable. Para ello uno puede revisar las evaluaciones y comentarios que anteriores compradores han dejado respecto del vendedor.
El mercado que pueda tener un vendedor depende en gran medida de la reputación que adquiera a partir de dichos comentarios.
Esto que hoy en día se pone de manifiesto por medio de estas evaluaciones y comentarios, es algo que siempre ha estado presente en las sociedades.
La reputación juega en gran medida en favor o en contra de una persona.
Antes se sabía que una persona cuya reputación se había visto manchada tenía pocas posibilidades de seguir adelante en sus negocios. De igual manera, es interesante observar la solidez que tenía un contrato hecho de palabra. Si alguien con honor daba su palabra, esta bastaba para hacer cualquier negociación.
La solidez y el fortalecimiento de muchas sociedades se ha basado en la confianza de la cual es digna su población.
Una sociedad solida se fundamenta en la confianza, en la capacidad de dar fe del quehacer del otro.
El apóstol Pablo en Efesios 4, nos invita a dejar de lado la falsedad como pedido primario de la nueva vida en Cristo, y lo hace consciente de las consecuencias nefastas que pueden ocasionar las mentiras sobre las sociedades, las comunidades y los hogares.
“Por lo tanto, ya no mientan más, sino diga cada uno la verdad a su prójimo, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure todo el día. No le den oportunidad al diablo. El que robaba, deje de robar y póngase a trabajar, realizando un buen trabajo con sus manos para que tenga algo que dar a los necesitados. No digan malas palabras, sino sólo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen. No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva”. (Efesios 4.25-30)
No hay relación que no corra peligro cuando nuestro hablar se vuelve dudoso.
Aun los amigos más cercanos pueden considerar nuestras palabras más honestas como inciertas cuando han sido testigos de nuestras mentiras, de nuestros engaños y de nuestras falsedades.
La familia es la primera y más afectada de todas nuestras relaciones por causa de la mentira. Es el vínculo más íntimo en nuestra vida. Es la relación con quien más contacto tenemos y con quienes más lazos nos unen.
Pablo advierte lo que puede ocasionar la falsedad, el obrar con engaños y por ello, sus advertencias a la nueva comunidad en Cristo empiezan directamente advirtiendo acerca de nuestra honestidad, nuestra veracidad, nuestra confiabilidad.
Sólo en la medida en que logremos construir una inquebrantable reputación de ser personas inamovibles en nuestros principios, lograremos verdaderas amistades, sólidas relaciones y aún gran confianza laboral.
El mentiroso, con su reputación pierde a su familia, a sus amistades, y aún sus posibilidades laborales.
Ser veraces es algo que se va construyendo día a día. No podemos ser veraces en el trabajo y falaces en el hogar. La persona que tal cosa intenta simplemente está poniéndose una máscara en el trabajo. Tarde o temprano dicha máscara caerá y mostrará la verdad que buscaba ocultar.
La cualidad de ser confiables es una forma de ser y no tan sólo una máscara que nos ponemos para determinadas actividades.
Pablo es consciente de la amenaza que es en sí misma la falsedad. No basta con moderarla. No es suficiente con amenazarla. La misma presencia de todo vestigio de falsedad en nuestras vidas es una seria amenaza a todo nuestro ser. Por ello, es preferible desterrarla por completo de nuestras vidas.
Hablando con la verdad somos entes de transformación en nuestras sociedades. A esto nos llamó DIOS. Hablemos siempre con la verdad. Seamos sinceros, transparentes, dignos de confianza.
Dios les bendiga abundantemente.

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