domingo, 9 de diciembre de 2018

Un momento... ¡LA VICTORIA EN CRISTO SE VIVE!



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¡LA VICTORIA EN CRISTO SE VIVE!

En 1 Corintios 1.30 el apóstol Pablo: “Mas por El estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”.

Este versículo dice que DIOS ha hecho a Cristo tres cosas: (1) justificación, (2) santificación y (3) redención.
¿Cuándo hizo Dios a Cristo nuestra justificación?
 Cuando Cristo murió en la cruz. En ese momento recibimos a Cristo como nuestra justicia.
Recibir al Señor como justicia fue algo instantáneo. De la misma forma, recibir al Señor como nuestra santificación, es algo instantáneo. Si tratamos de progresar lentamente, esperando que algún día lleguemos a la santificación, nunca llegaremos. Aquellos que traten de establecer su propia justicia nunca serán salvos. De igual manera, los que traten de establecer su propia santificación, nunca vencerán.
¿Cuál es la diferencia entre recibir y lograr? La única diferencia radica en el tiempo: la primera es instantánea, mientras que la segunda es gradual.
Para muchas personas nada que no sea un milagro puede librarlos de su iniquidad. Muchas personas no son sensibles a sus fracasos; no perciben cuán desesperada es su situación. Otros se han rendido ante la imposibilidad de abandonar su mal genio, su orgullo o su forma de ser.
Saben que nunca lograrán vencer a menos que DIOS haga un milagro en ellos. El método del hombre consiste en reprimir el pecado, pero el de DIOS consiste en hacer un milagro quitando al viejo hombre y limpiando todo el corazón.
DIOS puede vencer todos nuestros pecados. Cuando El hace un milagro, todo llega a ser posible.
El resultado de una vida vencedora es una vida que se expresa no una vida que se reprime.
Toda la amargura permanece encerrada en una vida reprimida.
¡Pero demos gloria al Señor! Nuestra victoria es una vida de expresión, no una vida de represión. Una vida de expresión manifiesta en el vivir lo que uno ya ha obtenido, esto es lo que quiere decir Filipenses 2.12, 13: “Hagan efectiva su propia salvación con profunda reverencia; pues Dios, según su bondadosa determinación, es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo”.
Antes tratábamos de escondernos todo lo que pudiéramos, pero ahora la victoria de Cristo se puede expresar. Cristo vive en nosotros, y lo expresamos a Él en nuestro vivir delante de los hombres.
A muchas personas no les importa estar sucios por dentro, pero por no les gusta estar sucios por fuera. Los ojos de los hombres no pueden ver los pensamientos ni las intenciones de nuestro corazón. Creemos que somos victoriosos. Es posible que otros nos alaben por nuestra humildad; hasta podemos pensar que en realidad lo somos.
Es posible que tengamos la apariencia de ser muy pacientes, pero en realidad todo yace escondido en el interior.
Sólo puede haber victoria cuando nosotros salimos y Cristo entra. La victoria es algo que se expresa.
La vida cristiana es diferente a todas las religiones. La diferencia no radica meramente en la cruz sino en el hecho de que tenemos a un Cristo viviente en nosotros.
Podemos predicar una doctrina de redención y también a un Cristo vivo.
Una vida vencedora no es otra cosa que Cristo mismo.
Dios les bendiga abundantemente.

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