miércoles, 5 de diciembre de 2018

Un momento... LA VICTORIA ES CRISTO



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA VICTORIA ES CRISTO

En la Biblia, la palabra victoria se menciona por primera vez en este texto de 1 Samuel 15.29:Porque Dios, que es la gloria de Israel, no miente ni se arrepiente, pues no es un simple hombre para arrepentirse”. 
Aquí dice que la Victoria no mentirá ni se arrepentirá. Ciertamente la victoria es una persona.
La victoria no es una cosa de experiencia, ni es un asunto; es una persona; es Cristo.
No es nuestra experiencia, sino una persona.
La victoria no depende de lo que somos, sino que radica en que Cristo viva en nuestro lugar. Es por esto que la victoria que tenemos no mentirá ni se arrepentirá.
La victoria se relaciona con una vida intercambiada, no con una vida modificada. La victoria no significa que uno se corrige, sino que es cambiado por otro.
Gálatas 2.20 dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
¿Qué significa este versículo? Significa que nuestra vida es intercambiada. Nuestra vida ya no está en la esfera del “yo”; el “yo” ya no tiene nada que ver con nosotros.
No se trata de un “yo” malo convertido en un “yo” bueno, ni de un “yo” sucio convertido en un “yo” limpio; lo que dice es “ya no vivo yo”.
El error más grave que cometemos hoy es pensar que la victoria supone un progreso y que la derrota indica una ausencia de progreso. Es por esto que pensamos que todo irá bien si no perdemos la paciencia o siempre que tengamos una comunión íntima con el Señor. Creemos que si tenemos estas cosas, venceremos; pero debemos recordar que la victoria no tiene nada que ver con nosotros. Nosotros no tenemos ninguna participación en esta victoria.
Lo que DIOS desea hacer es cambiar nuestra vida por otra. Esto no tiene nada que ver con nosotros.
Entonces, ¿Qué es la victoria? La victoria no consiste en que cada uno de nosotros venzamos, sino en que Cristo venza en nuestro lugar.
La manera humana de obrar es una constante reparación. Siguiendo el método humano, no hay posibilidad de intercambio; sólo existe la alternativa de reparar. Aun en el Antiguo Testamento podemos ver que DIOS no repara ni remienda, sino que reemplaza.
Isaías 61.3 dice: “A ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.
El método de DIOS consiste en reemplazar. Dios no repara las cenizas, sino que las reemplaza por gloria. El no cambia el luto, sino que lo reemplaza por gozo.
Esto es lo que significa la santidad. Este es el significado de la perfección. Este es el significado de la victoria. Esta es la vida del Hijo de Dios.
Desde ahora en adelante, la mansedumbre de Cristo viene a ser mi mansedumbre. Su santidad llega a ser mi santidad y Su comunión con DIOS la de cada uno de nosotros.
Desde ahora, no existe pecado tan grande que no podamos vencer, ni tentación tan grande que no podamos soportar.
¡La victoria es Cristo, no yo!
¿Habrá un pecado tan grande que Cristo no pueda vencer? ¿Existe alguna tentación tan grande que Cristo no pueda superar? ¡Gloria al Señor! Ya no tengamos temor. De ahora en adelante: no ya yo, más Cristo vive en mí.
Dios les bendiga abundantemente.

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