viernes, 21 de diciembre de 2018

Leyendo... Zacarías capítulo 4



LECTURA DIARIA:
Zacarías capítulo 4

El candelabro de oro con un depósito de aceite y siete lámparas se refiere a una existencia constante de aceite y significa que el poder de Dios se refleja en la luz.
El aceite se obtenía al majar aceitunas y se usaba en depósitos con mechas para producir luz. Los dos olivos representan los oficios sacerdotales y reales.
Lo que representa el candelabro no está claro; puede que constituya un símbolo del pueblo de Israel, o de la presencia de Dios. Si fuese esto último, las siete lámparas corresponderían a los «siete… ojos de Jehová» que se mencionan en el versículo 10.
Como gobernador de Judá, Zorobabel era en definitiva el responsable de reconstruir el templo, pero se le ha prohibido confiar en los recursos humanos para llevar a cabo la tarea. Así debe ser hoy con el santo templo de Dios, la Iglesia, la cual debe ser edificada y sostenida no con las riquezas, los esfuerzos o la virtud de sus miembros, sino con mi Espíritu, dice el Señor.
Muchas personas piensan que para sobrevivir en este mundo deben ser duras, fuertes, inflexibles y rudas. Pero Dios dice: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu». Solo a través del Espíritu de Dios se logran cosas de valor duradero. Los cautivos que regresaban eran débiles, acosados por enemigos, cansados, desalentados y pobres. ¡Pero tenían a Dios a su lado!
Cuando se complete el templo, todos reconocerán su belleza y se darán cuenta de que no es el resultado de esfuerzos humanos, sino de la gracia de Dios.
Tras años de desaliento, se asegura a Zorobabel que verá el cumplimiento del propósito de Dios para él
El templo se terminó en 516 a.C.
Muchos de los judíos ancianos estaban descorazonados cuando se dieron cuenta de que el nuevo templo no sería tan grande ni tendría el esplendor del anterior, construido en el reinado de Salomón. Sin embargo, lo más grande y hermoso no siempre es lo mejor.
Los dos ungidos («dos olivos», versículo 3) son Josué, quien representa a la autoridad religiosa, y Zorobabel, a la autoridad civil. Son arquetipos de los dos testigos mencionados.

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