viernes, 28 de diciembre de 2018

Leyendo... Zacarías capítulo 11



LECTURA DIARIA:
Zacarías capítulo 11

La lección principal es que si el pueblo no escucha a un buen líder, seguramente tendrá que sufrir a muchos líderes malos (los tres pastores).
Las interpretaciones de los detalles de este pasaje varían ampliamente.
En este mensaje, Dios pide a Zacarías que interprete el papel de dos tipos diferentes de pastores. El primero tenía que demostrar cómo Dios rechazaría a su pueblo (las ovejas) debido a que lo rechazaron a Él (el pastor). El segundo pastor tenía que demostrar cómo Dios entregaría a su pueblo a pastores malvados.
Dios dijo a Zacarías que realizara el trabajo de pastor de un rebaño engordado para matadero. El rebaño representaba al pueblo alimentado de su propia codicia y deseos malvados hasta que estuvieran listos para el juicio de Dios.
El pastor utiliza dos cayados para realizar su labor; Gracia representa la bondad con que Dios protege su rebaño, y Ataduras indica su deseo de mantenerlo unido.
Zacarías tomó dos cayados y los llamó Gracia y Ataduras; partió en dos el primero (“Gracia”) para mostrar que el pacto misericordioso de Dios con su pueblo estaba roto y luego rompió el segundo (“Ataduras”) para mostrar que “el lazo de unión entre Judá e Israel quedaba roto”
La identidad de los tres pastores malvados se desconoce, pero Dios sabía que no eran capaces para pastorear a su pueblo y por lo tanto El los quitó.
Pagarle a este pastor treinta piezas de plata, como dice el versículo 12, era un insulto, este era el precio que el dueño de un buey pagaba si un animal acorneaba a un esclavo. Además, por esta cantidad Judas traicionó a Jesús. Al precioso Mesías lo vendieron por el precio de un esclavo.
Treinta piezas de plata era el precio de un esclavo.
Debido a que rechazaron al Mesías, Dios los rechazaría, y esto simbolizó Zacarías rompiendo el cayado llamado Ataduras. No pasó mucho tiempo después de los días de Zacarías, cuando los judíos comenzaron a dividirse en numerosas facciones: fariseos, saduceos, esenios, herodianos, zelotes. La discordia entre estos grupos fue un factor determinante en la destrucción de Jerusalén en 70 d.C.
Israel no solo rechazaría al verdadero Pastor; sino que aceptaría en su lugar a un pastor impío (insensato). Este pastor serviría solo a sus intereses en lugar de preocuparse por las necesidades de su rebaño y lo destruiría en vez de defenderlo. “Ay” es su condenación merecida. Debido a que confió en su brazo (poder militar) y en su ojo (intelecto), Dios destruiría ambas áreas.

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