viernes, 13 de julio de 2018

Un momento... AFERREMONOS A LA FE



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
AFERREMONOS A LA FE

Estar dominado por la duda, es sentir incertidumbre, temor, miedo, desconfianza y hasta tener la enfermedad de paranoia, al pensar, desconfiar y dudar de todos.

La duda tiene el poder de controlar la mente y la voluntad, o sea que, controla nuestros pensamientos, sentimientos y la capacidad de tomar decisiones. Es por ello que por sentir duda decidimos no ir a determinado lugar, no hacemos algunas cosas, no hablamos a ciertas personas. Por esta causa, de la duda, se pierden amistades, trabajos, buenas relaciones, oportunidades, y se toman decisiones de las cuales más tarde nos arrepentimos, etc.
La duda desespera, presiona, aflige, confunde, agiliza el accionar y a veces traiciona. La duda supone un estado de incertidumbre: donde hay dudas no hay certezas. Si una persona duda sobre algo o alguien, no está seguro de la validez de esa cuestión o de lo que dice ese alguien.
La duda es un límite a la confianza  ya que, donde hay dudas, no existe la creencia en la verdad de un conocimiento.
Incredulidad es un sinónimo de duda, pero la duda a veces no tiene  fundamentos que la justifiquen mientras que la incredulidad a veces se sostiene por una enseñanza recibida o por una experiencia vivida.  Con todo, sentir o estar en duda es algo totalmente negativo y peligroso.
Pensando en las personas que acompañaban al apóstol Pablo en la nave donde lo llevaban preso rumbo a Roma en Hechos capítulos 27 y 28, podríamos hasta justificar su miedo,  temor y  duda sobre si vivirían o no y/o de las palabras que Pablo les decía.   Había viento, lluvia y amenazas de huracán y el movimiento del barco era tan fuerte que espantaba por las olas que se elevaban para todos lados, colaboraba también para que se acrecentara el miedo, el terror y la duda en todos.  Humanamente, no había escape, ni salvación para todos, y debían tomar decisiones, alivianar la carga del barco, y aún así, no cambiaba nada el destino.  Los soldados temían por sus vidas, pues es con lo que pagarían, si los presos escapaban, pero en fin, ellos morirían por el mar o por el castigo.
Sin embargo, cuando la fe es mayor que la duda, nada de lo que suceda a nuestro alrededor, puede robar la seguridad, la confianza, la certeza que hay en el corazón y la mente.  Cuando se tiene fe, la duda no tiene cabida, el miedo no hace ningún destrozo, no puede desestabilizar el estado de ánimo.   
La fe es lo que da contentamiento, y contentamiento es la capacidad de mantenerse tranquilo, estable, satisfecho, seguro y confiado aunque se esté en las más terrible tempestad, en la desesperante oscuridad, en la angustiosa soledad, y en la insoportable calamidad.   
Esta fe en DIOS, alimentada por Su Palabra, por la presencia del Espíritu, y el recuerdo de lo que es DIOS, sus promesas y su persona, es lo que permite desestimar todo lo que suceda a nuestro alrededor, y mantener firme la esperanza, la confianza y la seguridad de la vida.
Pablo poseía una confianza, seguridad en DIOS, y mantenía una comunicación y relación con Él, que le hacía estar seguro y no sentir miedo de morir porque sabía que no iba a morir aun cuando veía venir las olas altas y arrasadoras en contra del barco (27.14 - 15).
No se dejó manipular por la actitud negativa, pesimista y desesperada del resto de los tripulantes. Al contrario, les hizo ver las cosas como eran, les sugirió que hacer, y les exhortó a tener ánimo (fe), (27.24 - 25), a creer en el DIOS al cual él representaba y por el cual estaba preso (28.20).
Tal como Pablo les dijo así sucedió.  Ninguno pereció, todos se salvaron, ningún preso huyó.  
 Lo que Pablo tenía, es lo que todos debemos tener, una fe segura, firme, y viva. Necesitamos estar seguros de nuestra relación con DIOS cuando estemos en tempestades, cuando la duda como un monstruo gigante nos quiera destruir, cuando la desconfianza, la incertidumbre, las presiones, y las circunstancias adversas atenten contra nuestra fe, por favor, aférrate a la fe viva en Dios. 
Creamos las promesas de DIOS, no nos olvidemos quien es el que las prometió. Solo recordemos, la fe es superior a la duda, y DIOS es superior a todo.
Dios les bendiga abundantemente.

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