lunes, 30 de julio de 2018

Leyendo... Jeremías capítulo 40




LECTURA DIARIA:
Jeremías capítulo 40

El tema de los capítulos 40 al 42 abarca las profecías pronunciadas por Jeremías a aquellos que se quedaron en la tierra, a los que no fueron llevados cautivos a Babilonia.
De acuerdo con el Bosquejo presentado en la introducción, estos capítulos constituyen la quinta división de este libro de Jeremías.
En estos tres capítulos encontramos, pues, a Jeremías hablando a aquellos que fueron dejados en la tierra de Judá después de la destrucción de Jerusalén. Se trataba de personas muy pobres, y había ciegos, minusválidos, cojos, y otro grupo que podría ser llamado elemento criminal, un grupo de gente dura. Jeremías escogió quedarse con la gente de la tierra. Él tenía un mensaje para ellos.
Nabucodonosor le permitió a Jeremías hacer lo que él quisiera. Él podía haber ido con los cautivos a Babilonia pero, curiosamente, no quiso hacerlo. Si él hubiera ido, habría recibido privilegios especiales, pero Jeremías no habría soportado ver sufrir a sus hermanos de raza como cuando se lamentarían junto a los canales de Babilonia, cuando colgaran sus arpas y lloraran al recordar a Sion. Así que Jeremías no quiso ir con ellos. Habían rechazado su mensaje, y le habían rechazado a él. Jeremías eligió permanecer en las tierras de Judá con el remanente pobre que quedó allí.
Recordemos que Jeremías recomendó encarecidamente que se rindieran a Nabucodonosor. Si hubieran obedecido a Dios y se hubieran ido por su propia voluntad, no habrían sido hechos cautivos. Probablemente habrían recibido el mismo tipo de trato que Jeremías recibió de Nabucodonosor, y probablemente se les habría permitido quedarse en la tierra.
Gedalías, gobernador designado de Judá, no escuchó las advertencias sobre una conspiración de parte de Ismael, hizo caso omiso a las advertencias de asesinato. Quizás Ismael, descendiente de David, se enojó porque no lo tuvieron en cuenta para el liderazgo.

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