viernes, 27 de julio de 2018

Leyendo... Jeremías capítulo 37



LECTURA DIARIA:
Jeremías capítulo 37

Sedequías era el tercer hijo de Josías en ocupar el trono. Su nombramiento representó la profecía de 36.30 sobre Joacim, su hermano.
El rey Joacim murió camino a Babilonia y designaron rey a su hijo Joaquín, pero tres meses después lo llevaron cautivo a Babilonia. Nabucodonosor entonces designó a Sedequías como su vasallo en Judá.
El rey Sedequías y sus funcionarios no querían escuchar las palabras de Jeremías, pero querían las bendiciones de sus oraciones. Querían una religión superficial que no les costara nada.
La petición de Sedequías puede que haya estado dirigida a hacer permanente la temporal suspensión del sitio de la ciudad
Cuando Nabucodonosor sitió Jerusalén en 589 a.C., el Faraón Hofra marchó en contra de él por invitación de Sedequías. Jerusalén volvió la mirada a Egipto para pedirle ayuda a pesar de las advertencias de Jeremías. Pero los egipcios no fueron ninguna ayuda, ya que en cuanto los babilonios se volvieron en su contra, se retiraron. Las advertencias de Jeremías fueron ciertas.
El ejército de Faraón fue derrotado por Nabucodonosor y se volvió a su tierra
Mientras trataba de abandonar Jerusalén para irse a tierra de Benjamín, durante un breve levantamiento del sitio, Jeremías fue apresado, y puesto  en prisión
La acusación de Irías estaba justificada porque Jeremías había invocado la rendición ante los babilonios y muchos ya habían desertado
El lugar de confinamiento solitario, fue probablemente una cisterna acondicionada para ese uso.
El rey entrevistó secretamente a Jeremías a fin de recabar apoyo para su revuelta, pero quedó desilusionado. Sin embargo, cambió el lugar de confinamiento de Jeremías y le proveyó de comida hasta la caída de la ciudad.
Sedequías titubeaba entre la rendición y la resistencia. Demasiado asustado y débil para ejercer autoridad, pidió a Jeremías que fuera en secreto al palacio, esperando quizás que llegaran algunas buenas noticias de Dios. Sedequías estaba desesperado, quería escuchar la Palabra de Dios, pero temía que surgieran problemas políticos si descubrían que hablaba con Jeremías.

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