viernes, 13 de julio de 2018

Leyendo... Jeremías capítulo 23



LECTURA DIARIA:
Jeremías capítulo 23

Tras denunciar a los pastores que destruyen, Dios promete recoger el remanente, y hacerlo volver, y levantar un renuevo justo, un legítimo descendiente de David que reinará como Rey

Los líderes que fueron responsables de guiar a Israel en el camino de Dios eran los únicos a los que se debía la actual condición de Israel y, por lo tanto, Dios decretó juicio severo en su contra. Los líderes son responsables por quienes se les ha confiado su cuidado.
Jeremías contrastó a los reyes corruptos presentes y a los sacerdotes con la venida del Mesías, el Rey perfecto que vendría de la descendencia de David para reinar sobre Israel. A este Rey se le llama renuevo justo porque brotará del tronco de la dinastía caída de David. Este nuevo brote tendrá las mismas características de Dios. Al igual que el Creador, será justo.
Jeremías denuncia a los falsos profetas.
Comparados con los profetas de Samaria, a quienes se consideraba apóstatas, los profetas de Judá eran aún peores, porque pecaban de manera flagrante y, debido a su conducta, fallaban a la hora de hacer que la gente se vuelva de la maldad. La gente era tan malvada como aquellos que fueron destruidos en Sodoma y Gomorra
¿Cómo se volvió tan corrupta la nación? La falsa profecía fue uno de los factores principales. Los falsos profetas contaban con una audiencia grande y entusiasta, y eran muy populares debido a que hacían que el pueblo creyera que todo andaba bien. En contraste, el mensaje de Dios a través de Jeremías no fue muy agradable debido a que le mostró al pueblo lo mal que estaba.
Hay cuatro señales de advertencia en los falsos profetas, características que necesitamos observar incluso en la actualidad.
(1) Quizás parezcan que hablan el mensaje de Dios, pero no viven de acuerdo a sus principios.
(2) Diluyen el mensaje de Dios para hacerlo más aceptable.
(3) Alientan a sus oyentes, por lo general en forma sutil, para que desobedezcan a Dios.
(4) Tienden a ser arrogantes y a satisfacerse a ellos mismos, apelando a los deseos de su audiencia en lugar de ser leales a la Palabra de Dios.
Sodoma y Gomorra fueron ciudades pecadoras que Dios destruyó. En la Biblia tipifican la degradación máxima, conducta pecaminosa y rebelión contra Dios.
El mensaje de los profetas era tan perverso como sus acciones. Hablan de paz, cuando todo el que estuvo en el secreto de Jehová, como Jeremías, sabe que la palabra de Dios ha decretado la destrucción de los impíos.
Dios sabía cómo los profetas engañaban al pueblo, invocando falsas revelaciones y sueños. Por lo general, Dios habla a sus profetas directamente, o a través de una visión, pero también se vale a veces de los sueños. Jeremías acusa a los profetas de hacer pasar sus palabras como palabra de Dios, o repetir las de otros como si fueran una revelación divina.
El pueblo se burló de Jeremías al decir con sarcasmo: «¿Cuál es la profecía de Jehová?» El pueblo se burlaba de Jeremías y de Dios porque parecía que el profeta solo traía noticias tristes y condenatorias, pero eran ciertas. Si las aceptaban, tendrían que arrepentirse y volverse a Dios. Como no querían hacerlo, rechazaron el mensaje.

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