domingo, 8 de julio de 2018

Leyendo... Jeremías capítulo 18



LECTURA DIARIA:
Jeremías capítulo 18

Este capítulo está basado en la experiencia de Jeremías en la casa del alfarero, contiene ejemplos de los distintos géneros literarios que se hallan en el libro: biografía, discursos en prosa, oráculos poéticos y lamentos.

Jeremías visita la casa del alfarero a petición de Dios. Allí aprende que el alfarero rechaza de vez en cuando alguna vasija debido a su pobre calidad. Así actúa también Dios como soberano sobre el pueblo de Judá. Lo que el alfarero hace, depende de la calidad del barro; lo que hace Dios con su pueblo, depende de la forma como éste responde al llamado divino. El barro puede frustrar las intenciones del alfarero y obligarlo a rehacer la vasija. Lo mismo que la calidad del barro limita lo que el alfarero puede crear, de la calidad de la gente depende lo que Dios puede hacer con ella.
Las parábolas de estos capítulos, quizás escritas durante los primeros años del reinado de Joacim, ilustran la soberanía de Dios sobre la nación. Dios tiene poder sobre el barro (Judá) y El sigue trabajando para convertirlo en una vasija útil. Sin embargo, Judá debía arrepentirse pronto o el barro se endurecería en la forma equivocada. Entonces carecería de valor y lo quebrarían y destruirían.
La frase “se echó a perder”, del versículo 4, equivale a la misma palabra hebrea usada en el caso del cinto de lino en 13.7, donde se traduce como “podrido”. El barro no satisfacía las intenciones del alfarero. Podía hacer algo distinto con el barro, pero no la vasija que había querido fabricar.
Conforme el alfarero moldeaba o daba forma a la vasija de barro en su rueda, a menudo iban apareciendo los defectos. El alfarero tenía poder sobre el barro, para dejar los defectos o para volver a moldear la vasija. Asimismo, Dios tenía poder para volver a dar forma a la nación y conformarla según sus propósitos.
El Señor limita su acción soberana según sea la respuesta del pueblo al llamado divino.
Dios puede destruir a su pueblo pecador si así lo desea. Esta es una advertencia para que se arrepientan antes de que se vea forzado a aplicar su juicio.
La vasija de barro rota. Dios quebrantará a Judá de la misma manera que Jeremías rompió las vasijas.
Las dos cestas de higos.  Los buenos higos representan el remanente de Dios. Los higos malos representan la gente que queda atrás.
El yugo  Cualquier nación que se negare a someterse al yugo de control de Babilonia sería castigada.
Las piedras grandes  Las piedras marcaban dónde Nabucodonosor establecería su trono cuando Dios le permitiera conquistar Egipto.
El libro hundido en el río.  Babilonia se hundiría para nunca volverse a levantar.
Quinto lamento de Jeremías. Personas no identificadas se confabulan contra Jeremías debido a sus ataques contra los líderes de Judá. Jeremías pide que quienes lo persiguen sean completamente destruidos.
La responsabilidad de observar el cumplimiento de la ley estaba asignada al sacerdote.
Las palabras y las acciones de Jeremías fueron un reto para la conducta social y moral del pueblo. Habló abiertamente sobre reyes, príncipes, sacerdotes y profetas, escribas y sabios. No temía hacer una crítica poco popular. El pueblo podía decidir si obedecerlo o silenciarlo. Eligieron lo último. No pensaron que necesitaban a Jeremías, sus falsos profetas les decían lo que querían escuchar.
Jeremías sugiere que una vez intercedió ante Dios para apartar de ellos la ira de Dios. Ahora ellos devuelven mal por bien.

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