UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
PASIÓN
POR DIOS
“Y
amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento” (Marcos 12. 30)
DIOS
nos manda a que lo amemos completamente, no sólo dice que un poco, sino de todo
corazón, con un amor sincero, con una completa pasión.
Con
toda nuestra mente, que lo reconozcamos y lo amemos por quien él es: nuestro
Salvador, el DIOS Todopoderoso.
Con
todas nuestras fuerzas, que lo amemos a Él, que le demostremos que lo amamos
con acciones y no solo palabras. Con toda nuestra alma, con un amor completo y
una entrega total. Amarlo con el alma es solo un complemento de todo lo demás,
en otras palabras es entregarle todo a DIOS.
Enamorarse
de Jesús es algo tan asombroso porque no es un amor en el que sufrimos, no nos
preocupamos en que si DIOS nos seguirá amando o nos fallara algún día, como tal
vez lo hacemos con las demás personas.
“Todo
aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en
Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con
nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios
en él” (1 Juan 4. 15 - 16).
Estos
versículos nos dicen que cuando dependemos y creemos en el amor de DIOS,
tenemos una unidad o una comunión con Él.
¿Pero
qué pasa cuando ese amor o esa pasión por el ya no existe más?
¿Cómo
poder encender nuestra pasión por Jesús?
Para
poder entender la respuesta a estas preguntas, primero debemos entender porque
es importante mantener la pasión hacia DIOS.
Tener
una completa pasión por DIOS significa que estás dispuesto para servir a Jesús
sin importar nuestra situación o las consecuencias. El tener esa pasión por servir
a DIOS, por desarrollar un ministerio, tiene mucho que ver con nuestro
propósito.
El
propósito, para cada una de nuestras vidas, es el trabajo para el cual DIOS nos
ha creado.
El
vivir apasionados por DIOS es muy importante porque al hacerlo estamos
reconociéndolo. Lo reconocemos al hacer nuestro trabajo, orando, alabándolo y
no solo en eso sino que también en todo lo que hacemos.
La
pasión desata bendiciones y provoca el gozo de DIOS en nuestras vidas porque
obedecemos a DIOS y lo ponemos a el primero, es lo que nos anima a seguir
adelante porque estamos viéndolo a Él delante de nosotros.
Hay
muchas cosas que pueden destruir nuestra pasión.
El
engaño. Juan 10.10 afirma que el primer objetivo de satanás es destruir
nuestra pasión, porque sin ella no se puede servir a DIOS.
Juan
8.44 declara que satanás es el padre de la mentira, así que el engaño debe ser
su principal arma de destrucción ya que el engaño es la mentira disfrazada de
verdad.
Mentiras
como: DIOS no me ama, Él se olvidó de mí, nadie me saluda, todos me ignoran,
etc.
Segundo,
es el miedo. En Mateo 25. 14-30 habla sobre la parábola de los talentos,
donde uno de los tres hombres prefirió esconder el talento que recibió porque
tenía miedo, a causa de esto le fue quitado su único talento y dado a otro.
Muchas
veces DIOS les da dones a las personas, pero al ejercerlos les da miedo por ya
sea perturbaciones, problemas, etc. Entonces, esto destruye nuestra pasión
porque no estamos trabajando en nuestro ministerio.
Tercero,
es la rutina. Algo se vuelve una rutina cuando lo haces todos los días.
Hay rutinas que son buenas y otras malas. Hábitos que en lugar de ayudarnos nos
destruyen.
Esto
en muchas ocasiones causa estrés, fatiga, aburrimiento, tensión, etc. Eso
destruye nuestra pasión porque cuando todo esto empieza a invadir nuestra vida,
empuja la pasión fuera, se acaba y comenzamos a hacer todo por obligación y no
por pasión.
El
entender nuestro propósito en la Tierra también encenderá la pasión por DIOS.
Este
es el tiempo ideal para meditar en cómo está nuestra pasión por DIOS, hay un
largo camino por delante para recorrer en este año que recién comienza.
Encendamos nuestra pasión por DIOS, amémoslo de todo corazón y vivamos cada día
de Su mano.
Dios
les bendiga abundantemente.
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