TIEMPO
DE REFLEXIÓN
"Cualquiera,
pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente,
que edificó su casa sobre la roca.
Descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba
fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace,
le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y
descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu
contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.", Mateo 7.24-27.
Quien
acepta el consejo y la reprensión del Padre se hace una persona sabia. El
caminar atento a la voz de Dios, permite:
1.
Alimentar el espíritu y el alma
2.
Mantener una vida de intimidad con el Señor
3.
Establecer una relación de amistad permanente con Dios
4.
Descansar plenamente en quien con amor eterno nos ha amado
De
esta manera, podemos habitar confiados, vivir tranquilos, y sin ningún temor
del mal. La persona necia no oye la voz de Dios y guía su vida por sus propias
opiniones.
¿Somos
sabios o necios? Es una pregunta para hacernos hoy.
Recordemos
que la obediencia va ligada a la sabiduría, en otras palabras no podemos ser
sabios si no sometemos nuestro razonamiento a la revelación de Dios. Para conocer
la voluntad de Dios debemos leer su Palabra y pedirle al Espíritu Santo que nos
muestre cómo obedecerla, y estar dispuestos a hacer lo que Él nos diga.
La
obediencia debe ser un fundamento sólido para resistir las tormentas de la
vida, no basta sólo el conocimiento sino la capacidad de tomar decisiones
sabias en circunstancias difíciles. Cuando necesitamos sabiduría, podemos orar
a Dios y Él nos la dará abundantemente. La sabiduría de Dios está a nuestra
disposición para guiar nuestras decisiones.
La
sabiduría significa discernimiento práctico. Debe llevarnos a una vida recta y
a distinguir lo correcto de lo erróneo. Dios está dispuesto a darnos esa
sabiduría, pero no podremos recibirla si nuestras metas no están centradas en
Dios sino en nosotros mismos.
Preguntémonos
si estamos construyendo nuestra vida sobre la Roca, que es Jesús.
Dios
les bendiga abundantemente.
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