LECTURA
DIARIA:
Mateo
capítulo 13
Jesús
utilizó muchas ilustraciones o parábolas al hablar a las multitudes.
En sus
parábolas comparaba algo conocido para la gente que lo escuchaba con una
enseñanza espiritual. La parábola motivaba al oyente a descubrir la verdad, y
al mismo tiempo ocultaba la verdad de los que eran demasiado tercos para verla.
La
parábola del sembrador, debe animar a los "sembradores" espirituales
que enseñan, predican y guían a otros. El agricultor siembra buena semilla,
pero no todas le brindan un rendimiento óptimo. Algunas semillas no germinan, y
no todas las plantas que crecen ofrecen el mismo resultado.
Los
oídos humanos captan muchos sonidos, pero hay una audición más profunda que
resulta en comprensión espiritual.
Cuando
Jesús hablaba en parábolas, no estaba ocultando la verdad de los buscadores
sinceros. Los que eran receptivos a la verdad espiritual comprendían las
ilustraciones. Para los demás no eran sino historias sin sentido. Esto permitió
que Jesús diera alimento espiritual a los que tenían hambre, a la vez que
impidió a sus enemigos hacerle caer en trampas antes de tiempo.
Jesús
enfatiza que tenemos la obligación de usar bien lo que tenemos. Cuando uno
rechaza a Jesús, esa dureza de corazón ciega aun la poca comprensión que se
tenga.
Los
cuatro tipos de terreno de la parábola representan las diferentes respuestas
que podemos obtener al anunciar el mensaje de Dios. Algunas personas están
endurecidas, otras son superficiales, otras tienen demasiadas preocupaciones
que lo distraen y algunos son receptivos.
Todas
las parábolas en este capítulo nos hablan de Dios y su Reino. Explican qué es
el Reino en oposición a nuestras expectativas. El reino de los cielos no es
necesariamente un lugar geográfico sino un dominio espiritual en el que Dios
gobierna y en el que tenemos la vida eterna de Dios. Entramos en ese reino
cuando aceptamos a Cristo como Salvador.
Los
cardos verdes y los tallos verdes del trigo tienen un parecido y no pueden diferenciarse
hasta que crecen y están listos para la cosecha. Los cardos (los que no creen)
y el trigo (los creyentes) deben vivir lado a lado en este mundo. Dios permite
que los que no creen permanezcan un tiempo, como el agricultor permite que los
cardos permanezcan para no arrancar con ellos el trigo. En la cosecha, sin
embargo, los cardos se arrancan y se ponen a un lado. La siega (juicio) de Dios
de toda la humanidad se acerca. Debemos prepararnos asegurándonos de que
nuestra fe sea genuina.
La
semilla de mostaza es una de las semillas más pequeñas. Jesús empleó esta
ilustración para mostrar que el Reino tiene comienzos insignificantes, pero
crecerá y producirá resultados notables.
En
otros pasajes bíblicos, la levadura es con frecuencia un símbolo de lo malo o
contaminado. Aquí es un símbolo positivo de crecimiento. A pesar de que parece
un ingrediente menor, impacta toda la masa. Aunque el inicio del Reino fue
modesto, casi imperceptible, pronto crecería y haría un gran impacto en el mundo.
Al
final del mundo, los ángeles separarán a los malos de los que no lo son.
Mateo
usa con frecuencia los términos del versículo 42, para referirse al juicio venidero. El lloro
indica tristeza o remordimiento y el crujir de dientes, ansiedad y dolor
extremos. Los que dicen que no les importa lo que suceda después de la muerte
no tienen idea de lo que dicen. Serán castigados por vivir en forma egoísta, e
indiferentes a Dios.
Los
que aceptan el favor de Dios resplandecerán, en fuerte contraste con los que
reciben su condena.
La
parábola de la red del pescador tiene el mismo significado que la parábola de
la cizaña. Estamos para hacer la voluntad de Dios y hablar a otros de su gracia
y bondad, pero no estamos en condiciones de decir quién forma parte del reino
de los cielos y quién no. Esta separación la harán en el juicio final seres que
están infinitamente mejor calificados para hacerlo.
Hay
un beneficio doble en comprender y utilizar el Antiguo y el Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento señala a Jesús el Mesías. Jesús siempre reconoció la
autoridad y relevancia de esta parte de las Escrituras. El Nuevo Testamento
revela a Cristo mismo, el que está ahora disponible a todo aquel que acepta su
reino espiritual. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento tienen enseñanzas
acerca de Dios y ofrecen consejos prácticos para vivir en el mundo. Los líderes
religiosos buscaban un reino temporal y físico (rebelión militar y gobierno
humano) pero no vieron el significado espiritual que el reino de Cristo traía.
Los
residentes del pueblo donde Jesús creció lo conocían desde niño y habían estado
relacionados con su familia, y no podían creer su mensaje. Estaban cerrados.
Jesús había ido a ellos como profeta, y los profetas demandaban una respuesta a
una verdad espiritual impopular. No prestaron atención al mensaje eterno porque
no podían ver más allá del hombre. Jesús no fue el primer profeta que fue
rechazado en su país.
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