LECTURA
DIARIA:
Malaquías
capítulo 2
Dios
les advirtió a los sacerdotes que si ellos no honraban su nombre, los
castigaría
. Los sacerdotes no tomaron en serio las cosas más importantes para
Dios, aun cuando Él se las había recordado por medio de su Palabra en muchas
ocasiones.
Leví
fundó la tribu que lleva su nombre. Los levitas llegaron a ser ministros de
Dios, primero en el tabernáculo, luego en el templo. En estos versículos Dios
se dirigía a los sacerdotes que descendían de esta tribu, diciéndoles que
debían prestar atención a la ley que El dio a sus antepasados. Los levitas
fueron una tribu apartada para el servicio a Dios.
Malaquías
estaba enojado con los sacerdotes porque a pesar de ser los mensajeros de Dios,
no conocían su voluntad. Y su falta de conocimiento ocasionó que el pueblo se
descarriara. Su ignorancia era voluntaria e inexcusable.
Los
sacerdotes permitían que la gente influyente y favorecida quebrantara la Ley.
Dependían tanto de estas personas económicamente que no podían confrontarlas
cuando hacían algo malo.
La
reprensible práctica de repudiar a las esposas israelitas y casarse con mujeres
que servían a deidades paganas constituía una violación del pacto de nuestros
padres.
El
que los esposos repudiaran a sus mujeres representa una violación del pacto que
Dios ha establecido con su pueblo, y ello lo desagrada.
El
pueblo era infiel. No decía abiertamente que rechazaba a Dios, pero estaba
viviendo como si no existiera. Los hombres se casaban con paganas que adoraban
ídolos. El divorcio era común, y ocurría sin otra razón que no fuera el deseo
de un cambio. La gente actuaba como si pudiera hacer cualquier cosa sin ser
castigada. Y el pueblo se preguntaba por qué Dios rechazaba sus ofrendas y no
les bendecía.
Después
de que el templo fue reconstruido y se terminaron los muros, el pueblo se
entusiasmó al ver que las profecías pasadas se estaban cumpliendo. Pero pasó el
tiempo, y las profecías acerca de la destrucción de los enemigos de Dios y de
la llegada del Mesías no se cumplieron de inmediato. El pueblo se desalentó y
se volvió apático en su obediencia a las leyes de Dios. Esta apatía los llevó
gradualmente al pecado flagrante, tal como el matrimonio con idólatras.
“Guardaos, pues, en vuestro espíritu y no
seáis desleales” significa mantener el mismo compromiso hacia el matrimonio que
Dios mantenía con las promesas que había hecho a su pueblo.
Los
sacerdotes y levitas mantenían una visión arrogante y distorsionada sobre la
adoración, diciendo que Dios se agrada con los malhechores que cuestionan su
justicia. El Señor vindicará su justicia. Vendrá súbitamente a su templo y
juzgará a los hechiceros, a los adúlteros, a aquellos que juran en falso, a los
que defraudan a sus trabajadores, a la viuda y al huérfano, o a los que no
ofrecen hospitalidad a los extranjeros; esto es, a todos aquellos que no tienen
temor de mí.
Dios
estaba cansado de la forma cínica en la que el pueblo distorsionaba sus
verdades. El castigaría a los que insistían que cuando Dios guardaba silencio,
esto significaba que apoyaba sus acciones. También castigaría a los que de
manera despreocupada profesaran una fe falsa.
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