LECTURA
DIARIA:
Mateo
capítulo 10
Jesús
llamó a sus discípulos. No los presionó, ni los forzó ni les pidió que fueran
voluntarios.
La
lista de los doce discípulos de Jesús no nos proporciona muchos detalles. Jesús
llamó a personas que estaban de diferentes oficios: pescadores, activistas
políticos, recaudadores de impuestos.
Llamó
a hombres comunes y a líderes; ricos y pobres; educados y analfabetos.
Jesús
pidió a sus discípulos que fueran sólo a los judíos porque El vino primero a
los judíos. Dios había elegido a los judíos para que hablaran de El ante el
mundo. Y eso es lo que en realidad sucedió: discípulos y apóstoles judíos
predicaron las buenas nuevas del Cristo resucitado en todo el Imperio Romano y
muy pronto los gentiles se añadieron a la Iglesia. La Biblia enseña con
claridad que el mensaje de salvación de Dios es para todos.
Jesús
enseñó a sus discípulos un principio que debía guiarlos al salir a predicar:
"De gracia recibisteis, dad de gracia".
Jesús
dice que los siervos de Dios deben ser objeto de cuidado; los discípulos debían
esperar alimentos y amparo a cambio del servicio espiritual que ofrecían.
Cuando
los judíos piadosos salían de las ciudades gentiles, con frecuencia se sacudían
el polvo de los pies para mostrar su separación de las prácticas gentiles. Si
los discípulos se sacudían de los pies el polvo de un pueblo judío, indicaban
que se separaban de los judíos que habían rechazado a su Mesías.
Las
ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas por fuego del cielo a causa de la
maldad de sus moradores. Jesús dijo que el castigo de los que rechazan las
buenas nuevas sería mayor que el de aquellas ciudades que fueron destruidas sin
haber oído ese mensaje.
En
su oposición al evangelio, los fariseos serían como lobos rapaces.
La única
esperanza de los discípulos sería buscar protección en su Pastor. Más tarde los
discípulos experimentarían dificultades, no sólo con los de afuera (gobiernos,
tribunales), sino también con los de adentro (amigos, familia).
Permanecer
hasta el fin no es la manera de alcanzar la salvación sino la evidencia de que
uno se ha entregado de veras a Jesús. La persistencia no es un medio de
asegurar nuestra salvación, sino el resultado de una vida rendida al Señor.
Cristo
advirtió a sus discípulos que debían evitar el martirio prematuro. Debían irse
antes de que la persecución fuera demasiado grande.
Beelzebú
es también conocido como la potestad de los aires y príncipe de los demonios.
Los fariseos acusaron a Jesús de valerse del poder de Beelzebú para expulsar.
Jesús
dice que Dios cuida de los pajarillos y nosotros somos mucho más importantes
para Dios que cualquier ave.
Jesús
no vino a traer la paz que brilla sobre diferencias profundas sólo por dar
armonía superficial. Los conflictos y el desacuerdo se levantarán entre
aquellos que escogen seguir a Cristo y aquellos que no lo hacen. Sin embargo,
podemos divisar el día cuando todos los conflictos serán resueltos.
Tomar
nuestra cruz y seguirle es identificarnos con El públicamente y estar
dispuestos a enfrentar por su causa el sufrimiento y la muerte.
Si
nos apegamos a esta vida podemos perder lo mejor de Cristo en este mundo y en
el venidero. La mejor manera de disfrutar de la vida es perder nuestro deseo
por las recompensas terrenales a fin de quedar libre para seguir a Cristo. Al
hacerlo, vamos a heredar la vida eterna, y empezaremos de inmediato a
experimentar los beneficios de seguirle.
Nuestro
amor a Dios será medido por cómo tratamos a los demás. El ejemplo de Jesús en
cuanto a dar un vaso de agua a un niño nos ilustra lo que es servir
desinteresadamente. Un niño por lo general no puede pagar favores. Dios toma
las buenas obras que hacemos o que no hacemos como si se lo hiciéramos a Él.
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