domingo, 27 de enero de 2019

Leyendo... Mateo capítulo 20



LECTURA DIARIA:
Mateo capítulo 20

Jesús clarificó las reglas para entrar al reino de los cielos, solo se ingresa en él por la gracia de Dios.
En la parábola de este capítulo, Dios es el dueño de la finca y los creyentes son los obreros. Esta parábola estuvo dirigida a los que se sentían superiores por alcurnia o posición económica, a los que se sentían superiores porque habían invertido mucho tiempo con Cristo, y a los nuevos creyentes como reafirmación de la gracia de Dios. Esta parábola no tiene que ver con recompensas sino con la salvación. Enfatiza la gracia, la generosidad de Dios.
Jesús predijo su muerte y resurrección por tercera vez. Pero los discípulos no lo entendieron. Siguieron discutiendo acerca de la posición que ocuparían en el reino de Cristo.
La madre de Santiago y Juan fue a Jesús y "postrándose" le pidió un favor. Adoró a Dios, pero su verdadero motivo era pedirle algo a Él.
La verdadera adoración, viene como consecuencia de lo que Él es y ha hecho. La madre de Santiago y Juan le pidió a Jesús que diera a sus hijos un cargo especial en su Reino.
Santiago, Juan y su madre fallaron en la interpretación de la enseñanza previa de Jesús relacionada con las recompensas y la vida eterna. Se equivocaron en su comprensión del sufrimiento que enfrentarían antes de vivir en gloria en el Reino de Dios. El vaso terrible era el sufrimiento y la crucifixión que Cristo enfrentaría. Tanto Santiago como Juan harían frente a grandes sufrimientos. Santiago moriría por su fe y Juan sería desterrado.  
Jesús estaba afirmando que estaba bajo la autoridad del Padre, el que toma las decisiones en cuanto al liderazgo en el cielo. Dichas recompensas no se otorgan como favor. Son para quienes mantienen su entrega a Jesús a pesar de las severas pruebas que les toque enfrentar. Los otros discípulos estaban molestos porque Santiago y Juan trataban de acaparar los puestos de privilegio. Todos los discípulos querían ser el más importante, pero Jesús les enseñó que la persona más importante en el Reino de Dios es el servidor de todos. La autoridad se delega no para que seamos más importantes, ambiciosos o respetados, sino para ser útiles en el servicio a Dios y su creación.
Jesús describió el liderazgo desde una nueva perspectiva. En lugar de aprovecharnos de la gente, debemos servirla. El propósito de Jesús en su vida fue servir y morir por los demás. Un verdadero líder posee un corazón de siervo. Aprecia el valor de los demás y toma en cuenta que no está cumpliendo una tarea superior.
Un rescate era el precio que se pagaba para librar a un esclavo. Jesús dijo con frecuencia a sus discípulos que debía morir y aquí les dice por qué: para redimirnos de la esclavitud del pecado y de la muerte. Los discípulos pensaban que vivo podría salvarlos. Pero Jesús manifestó que sólo su muerte podría salvarlos a ellos y a todo el mundo.  
En este relato Mateo manifiesta que eran dos ciegos los que salieron del camino para encontrar a Jesús.
 Los ciegos llamaron a Jesús "Hijo del rey David" porque los judíos sabían que el Mesías sería un descendiente del rey David.
A pesar de que Jesús estaba preocupado por los acontecimientos que se avecinaban en Jerusalén, al detenerse a ayudar a aquellos ciegos puso en práctica lo que había dicho a sus discípulos acerca del servicio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario