LECTURA
DIARIA:
Mateo
capítulo 14
Herodes
fue un "tetrarca", uno de los cuatro gobernadores que tenían bajo su
responsabilidad igual número de distritos en Palestina.
Su territorio incluía
las regiones de Galilea y Perea. Fue hijo de Herodes el Grande, el que ordenó
dar muerte a los infantes en Belén. Herodías era la esposa de su hermano, lo
abandonó para vivir con Herodes. Juan el Bautista condenó a los dos por vivir
en inmoralidad.
Herodes
no quería matar a Juan el Bautista pero tuvo que dar la orden para no quedar
mal delante de sus invitados.
Jesús
buscó la soledad luego de recibir la noticia de que Juan había muerto. Jesús
realizó algunos milagros como señal de su identidad. Otros milagros sirvieron
para enseñarnos importantes verdades. Pero también sanó porque "tuvo
compasión de ellos".
Jesús
multiplicó cinco panes y dos peces para alimentar a más de cinco mil personas.
Lo que al principio se ofrecía parecía insuficiente pero en sus manos fue más
que suficiente.
En
este caso la multitud era de cinco mil hombres, más mujeres y niños. Por ello,
el total de personas que Jesús alimentó pudo ser de diez mil a quince mil. El
número de hombres se especifica en forma separada porque en la cultura judía de
ese entonces, hombres y mujeres comían aparte. Los niños comían con las
mujeres.
Jesús
una vez más demuestra su poder sobre las leyes de la naturaleza y sobre las
enfermedades.
La
gente estaba contenta por la comida provista por Jesús y quería forzarlo a ser
su rey, según la expectativa popular de un Mesías político. Al darse cuenta de
este propósito, Jesús no demoró en obligar a los discípulos a partir en la
barca a la otra orilla, mientras despedía a la gente.
Para
Él buscar un lugar solitario donde orar.
En
la cuarta vigilia, entre las tres y seis horas de la mañana, habiendo pasado
casi toda la noche orando, Jesús contempla a sus discípulos en una gran crisis.
Fue a ellos caminando sobre el mar. Es el segundo milagro consecutivo que
demuestra el poder de Jesús sobre el mundo material. La reacción de los
discípulos fue de temor e incredulidad.
A
pesar de que fue el único en la barca que reaccionó con fe, su pedido impulsivo
lo condujo a experimentar una demostración poco común del poder de Dios. Pedro
comenzó a hundirse porque no siguió mirando a Jesús sino que miró las olas
gigantes que se levantaban a su alrededor. Cuando la fe de Pedro decayó, buscó
a Cristo, la única persona que podría ayudarle. Estaba temeroso pero aun así
miró a Cristo.
Los
hombres judíos tenían flecos en el borde inferior de sus mantos conforme al
mandato de Dios. En el tiempo de Jesús, esto era visto como señal de santidad.
Era natural que la gente que buscaba sanidad se acercara para tocar estos
flecos; pero como una mujer enferma aprendió, la curación es producto de la fe
y no de la túnica de Jesús.
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