lunes, 21 de enero de 2019

Leyendo... Mateo capítulo 14



LECTURA DIARIA:
Mateo capítulo 14

Herodes fue un "tetrarca", uno de los cuatro gobernadores que tenían bajo su responsabilidad igual número de distritos en Palestina.
Su territorio incluía las regiones de Galilea y Perea. Fue hijo de Herodes el Grande, el que ordenó dar muerte a los infantes en Belén. Herodías era la esposa de su hermano, lo abandonó para vivir con Herodes. Juan el Bautista condenó a los dos por vivir en inmoralidad.  
Herodes no quería matar a Juan el Bautista pero tuvo que dar la orden para no quedar mal delante de sus invitados.
Jesús buscó la soledad luego de recibir la noticia de que Juan había muerto. Jesús realizó algunos milagros como señal de su identidad. Otros milagros sirvieron para enseñarnos importantes verdades. Pero también sanó porque "tuvo compasión de ellos".
Jesús multiplicó cinco panes y dos peces para alimentar a más de cinco mil personas. Lo que al principio se ofrecía parecía insuficiente pero en sus manos fue más que suficiente.
En este caso la multitud era de cinco mil hombres, más mujeres y niños. Por ello, el total de personas que Jesús alimentó pudo ser de diez mil a quince mil. El número de hombres se especifica en forma separada porque en la cultura judía de ese entonces, hombres y mujeres comían aparte. Los niños comían con las mujeres.
Jesús una vez más demuestra su poder sobre las leyes de la naturaleza y sobre las enfermedades.
La gente estaba contenta por la comida provista por Jesús y quería forzarlo a ser su rey, según la expectativa popular de un Mesías político. Al darse cuenta de este propósito, Jesús no demoró en obligar a los discípulos a partir en la barca a la otra orilla, mientras despedía a la gente.
Para Él buscar un lugar solitario donde orar.
En la cuarta vigilia, entre las tres y seis horas de la mañana, habiendo pasado casi toda la noche orando, Jesús contempla a sus discípulos en una gran crisis. Fue a ellos caminando sobre el mar. Es el segundo milagro consecutivo que demuestra el poder de Jesús sobre el mundo material. La reacción de los discípulos fue de temor e incredulidad.
A pesar de que fue el único en la barca que reaccionó con fe, su pedido impulsivo lo condujo a experimentar una demostración poco común del poder de Dios. Pedro comenzó a hundirse porque no siguió mirando a Jesús sino que miró las olas gigantes que se levantaban a su alrededor. Cuando la fe de Pedro decayó, buscó a Cristo, la única persona que podría ayudarle. Estaba temeroso pero aun así miró a Cristo.
Los hombres judíos tenían flecos en el borde inferior de sus mantos conforme al mandato de Dios. En el tiempo de Jesús, esto era visto como señal de santidad. Era natural que la gente que buscaba sanidad se acercara para tocar estos flecos; pero como una mujer enferma aprendió, la curación es producto de la fe y no de la túnica de Jesús.

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