martes, 22 de enero de 2019

Leyendo... Mateo capítulo 15



LECTURA DIARIA:
Mateo capítulo 15

Los fariseos y los líderes judíos fueron de Jerusalén, el centro de la autoridad judía, a examinar las actividades de Jesús.
Por siglos, desde el retorno de la cautividad de Babilonia, habían agregado cientos de tradiciones religiosas a las leyes de Dios. Los fariseos y los maestros de la ley las consideraban todas de igual importancia.
Los fariseos llegaron a dar tanta importancia a las tradiciones, que en vez de ayudarles a comprender mejor las leyes de Dios se constituyeron en leyes en sí mismas.
En lo exterior sus acciones parecían superiores pero descuidaban el mandato de Dios. Los fariseos sabían mucho acerca de Dios pero no conocían a Dios.
Jesús se refiere, entre otras cosas, a las regulaciones judías concernientes a la comida y bebida. El versículo 11 se podrían parafrasear así: "Uno no se contamina por comer una comida que no ha sido bien inspeccionada o que no haya tenido los requisitos establecidos, sino por lo que uno dice y piensa". Esta declaración ofendió a los fariseos que estaban muy pendientes de lo que el pueblo comía o bebía.
Jesús dijo que debían ignorar a los fariseos porque estaban ciegos a la verdad de Dios. Cualquiera que escuchara sus enseñanzas corría el riesgo de adquirir ceguera espiritual también.
Después de volver a predicar en Capernaum, Jesús dejó Galilea para ir a Fenicia, donde predicó en Tiro y Sidón.
La mujer que se menciona como sirofenicia en el Evangelio de Marcos, Mateo la llama cananea, refiriéndose a sus antepasados, que eran enemigos de Israel. La audiencia judía de Mateo comprendería de inmediato el significado de que Jesús ayudara a aquella mujer.
Los discípulos pidieron a Jesús que se librara de la mujer porque los estaba aburriendo con sus lamentos. No mostraron sensibilidad hacia sus necesidades ni compasión por ella.
Las palabras de Jesús, en este caso, no contradicen la verdad de que el mensaje de Dios es para todos. Simplemente estaba diciendo a la mujer que los judíos tuvieron la primera oportunidad para aceptarlo como el Mesías porque Dios quería que ellos presentaran el mensaje de salvación al resto del mundo. Jesús no la rechazó. Jesús pudo haber querido probar su fe o pudo haber querido aprovechar la oportunidad para enseñar una lección acerca de la disponibilidad de la fe para todos.
Perro era un término que los judíos por lo general aplicaban a todo gentil, porque los judíos consideraban que los paganos parecían perros al no recibir la bendición de Dios. Jesús no estaba degradando a la mujer al usar este término sino reflejando la actitud de los judíos en contraposición con la suya. La mujer no discutió. Usando las mismas palabras de Jesús, estuvo de acuerdo en ser considerada como perra siempre que pudiera recibir la bendición de Dios para su hija. Irónicamente, muchos judíos perdieron la bendición de Dios y la salvación porque rechazaron a Jesús y muchos gentiles hallaron salvación porque reconocieron a Jesús.
Muchos fueron llevados a Jesús por sanidad y El los sanó.
Esta alimentación de cuatro mil es un milagro diferente del otro en que se alimentó a cinco mil del capítulo anterior.  
Jesús ya había alimentado a más de cinco mil hombres con cinco panes y dos peces. Ahora, en una situación similar, los discípulos quedaban perplejos otra vez.

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