LECTURA
DIARIA:
Malaquías
introducción
Malaquías,
el último profeta del Antiguo Testamento, predicó después de Hageo, Zacarías y
Nehemías, aproximadamente en el año 430 a.C.
El templo había sido reconstruido
desde hacía casi un siglo, pero el pueblo estaba perdiendo su entusiasmo hacia
la adoración. La apatía y la desilusión se habían establecido debido a que no
se habían cumplido las profecías mesiánicas de Isaías, Jeremías y Miqueas.
Muchos de los pecados que habían provocado la caída de Jerusalén en el año 586
a.C. se seguían practicando en Judá. Malaquías confrontó a los hipócritas con
su pecado al representar, de manera gráfica, un diálogo entre el Dios justo y
su pueblo insensible.
La
ciudad de Jerusalén y el templo ya habían sido reconstruidos desde hacía casi
un siglo, pero el pueblo se había vuelto negligente en su adoración a Dios.
La
relación del pueblo con Dios estaba rota debido a su pecado y pronto sería
castigado. Pero los pocos que se arrepintieron recibirían la bendición de Dios,
ilustrada en su promesa de enviar l Mesías.
La
hipocresía, la negligencia hacia Dios y la vida despreocupada tienen
consecuencias devastadoras. El servir y adorar a Dios debe ser el punto
principal de nuestra vida, tanto ahora como en la eternidad.
Comúnmente
llamamos “profeta” a Malaquías (“Mi mensajero”). Sin embargo, el resto del
libro permite descubrir varios elementos importantes del nombre “Mi mensajero”.
Las otras indicaciones de ese título en el libro muestran que trascendió a la
persona histórica del profeta. Es decir, esos textos permiten ver que el
profeta mismo era en persona un precursor de otro “Mi mensajero” que a su vez
vendría a ser Precursor del Señor.
“El
mensajero” es de la línea sacerdotal; pero el mensajero es el profeta Elías. Es
muy probable, entonces, que Malaquías fuera una persona de la línea levítica y
que a la vez, como sucedió con Amós, Dios lo había sacado de su “profesión”
para hacerlo su profeta en un momento de crisis.
Malaquías
como levita encarnó la verdadera profesión del sacerdote, más que practicante
de ritos y sacrificios, el sacerdote debía vivir los preceptos del pacto y
debía enseñarlos al pueblo. Fue así como se encarnaron en la persona de
Malaquías el profeta y el sacerdote. Así se convirtió en precursor de “Elías”
(Juan el Bautista) quien fue a la vez “profeta” y “sacerdote”. Éste a su vez
fue precursor de Jesucristo, el verdadero Profeta, Sacerdote y Rey.
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