UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¡LOS
PADRES PUEDEN MARCAR LA DIFERENCIA!
Estamos
en una época de crisis en la cual el papel del hogar y la familia cobran una
importancia vital. Muchos países se hallan en una encrucijada, con cifras de
divorcios sin precedentes y manifestaciones de inmoralidad por doquier.
Las
perversiones sexuales no solamente corroen el carácter de las naciones sino que
se extienden cada vez más. La moral y la religión han perdido sentido para
millones de personas.
La
profecía bíblica muestra que nuestras naciones sufrirán el derrumbe total de la
sociedad si no nos arrepentimos. Jesucristo predijo que el peor período de
guerra en la historia universal se presentaría inmediatamente antes
de su regreso a la Tierra: "Habrá entonces gran tribulación, cual no la ha
habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá" (Mateo 24.21).
El profeta Jeremías advirtió que este período sería tan espantoso "que no
hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob" (Jeremías 30.7). Para
corregir el rumbo actual, tiene que producirse un cambio drástico en
nuestras actitudes hacia DIOS y hacia la Biblia.
El
papel del padre es crucial y jamás puede subestimarse. Pero tampoco podemos
subestimar el papel de la madre, quien ejerce un efecto único y decisivo sobre
el crecimiento y desarrollo espiritual de sus hijos.
En
nuestra sociedad, donde cada vez el padre se ausenta más de la familia, muchos
hijos sencillamente no tienen una relación formal con su padre. Mas una
relación positiva con el padre es fundamental para un buen crecimiento y el
desarrollo sano de un niño. También es la base para la relación de ese niño con
su Padre Eterno, DIOS.
La
madre puede cumplir la tarea de volver el corazón de sus hijos a su Padre
celestial así como a su padre terrenal.
El
apóstol Pablo escribió: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres,
porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer
mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la
Tierra" (Efesios 6.1-3)
Muchos
padres y madres temen exigir la obediencia y honra de parte de sus hijos.
Muchas técnicas de crianza infantil promueven solamente la tolerancia y la
"autoexpresión" de parte de los jóvenes, así como cultivar su amor
propio. À los padres se les hace sentir que son egoístas y ocupados en su
interés personal si exigen respeto y obediencia de sus hijos. Pero DIOS quiere
que los niños aprendan a tener dominio propio y piedad y que crezcan a su
imagen. Como bien lo señaló el apóstol Pablo: honrar y acatar a los padres es
uno de los diez mandamientos. Y es un mandamiento que lleva consigo la promesa
de una vida larga y abundante.
En
nuestro mundo moderno, el "hogar" frecuentemente se reduce a un
edificio donde duermen personas emparentadas, donde hay escasa interacción
entre los miembros de una familia. La televisión e internet consumen buena
parte del tiempo de los adultos en el hogar. Los hijos han imitado este ejemplo
en su propia vida, pasando cada vez más tiempo delante de una pantalla de una computadora,
de televisión o de video.
En
un mundo que parece ir de crisis en crisis, los padres tienen el especial
privilegio de crear un lugar de paz para los miembros de la familia afectados
por tensiones. Lo pueden hacer si convierten su hogar en un lugar cálido, que
invita a entrar y estar allí. Pueden promover un medio donde los miembros de la
familia aprenden a comunicarse con constancia, respeto y cortesía. Pueden ayudar
a sus hijos a aprender moral, a hablar de los caminos de DIOS y a manejar la
vida correctamente.
El
apóstol Pablo nos advirtió que hacia el final de la era actual, los padres
cristianos tendrían que nadar contra la corriente en una sociedad caracterizada
por seres "amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural,
implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de
Dios" (2 Timoteo 3.2-4). Es mucho lo que pueden hacer los padres para que
sus hijos no caigan en semejante situación.
Sí,
los padres, en estos tiempos de crisis ¡pueden marcar la diferencia!
Dios
les bendiga abundantemente.
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