LECTURA
DIARIA:
Amós
capítulo 8
La
cuarta visión de Amós, un canastillo de fruta de verano. El mensaje es el mismo
que el de la tercera visión.
El
sonido de los gemidos y la visión de los cuerpos muertos serán la señal de que
ha llegado el Día del Señor. Los cantores del templo serán silenciados aquel
día.
Condenas
contra la hipocresía religiosa. Los ricos siguen participando en los ritos
religiosos mientras explotan a los pobres. Dios no olvidará jamás sus
injusticias, aunque hayan sido estrictos observantes del día de reposo.
Hay
dos maneras de engañar al consumidor alterando los pesos y medidas.
Vendían
los desechos del trigo, una mezcla de paja y otras impurezas junto a granos del
cereal.
Estos
mercaderes cumplían con las fiestas religiosas, pero no en espíritu. Su interés
real era hacer dinero, incluso si eso significaba engañar a la gente.
Amós
8.8 ¿No se estremecerá la tierra por esto? ¿No llorarán todos sus habitantes?
Subirá toda ella como un río; crecerá y mermará como el río de Egipto.
En
una analogía que toma como ejemplo el río Nilo, que se levanta y desciende
todos los años, Amós habla de un terremoto que hará que la tierra sufra los
mismos efectos.
El
hambre y la sequía eran parte del castigo que Dios reservaba a Israel. Ahora
Amós habla de un nuevo tipo de hambre, la necesidad de oír la Palabra de
Jehová. Esto se refiere específicamente al mensaje anunciado por el profeta.
Nada asegura que Dios escuchará su clamor. En tiempo de necesidad no recibirán
la guía de Dios. Todo permanecerá en silencio.
El
pueblo no deseaba la Palabra de Dios cuando los profetas como Amós la
proclamaban. Debido a su apatía, Dios dijo que quitaría hasta la oportunidad de
que escucharan su Palabra.
Lo
más triste es que en el caso de esta profecía el resultado de esta hambre por
la Palabra de Dios es la muerte. Ellos jurarían por los santuarios humanos en
lugar de buscar al Dios de toda la creación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario