martes, 20 de noviembre de 2018

Leyendo... Jonás capítulo 1



LECTURA DIARIA:
Jonás capítulo 1

Jonás, que aborrecía a los poderosos y malvados asirios, recibió un llamado de Dios a advertir a los asirios que les llegaría castigo si no se arrepentían.

Dios está preocupado por las miserias de Nínive y sus caminos de maldad. Su situación es lo suficientemente grave como para llamar la atención de Dios.
Nínive era una ciudad poderosa y perversa. Desde niño Jonás había aprendido a odiar a los asirios y temer sus atrocidades. Los aborrecía tanto que no quería que recibieran misericordia de Dios. Jonás temía que se arrepintieran.
Jonás sabía que Dios tenía una tarea para él, pero no quería cumplirla. Tarsis puede haber sido uno de los tantos puertos occidentales de Fenicia. Nínive estaba al este. Jonás trató de irse lo más al oeste posible.
La nave en que se embarcó Jonás probablemente era un barco de carga con cubierta.
La desobediencia de Jonás puso en peligro la vida de la tripulación del barco.
Mientras la tormenta rugía, Jonás dormía bajo cubierta. Aunque estaba huyendo de Dios, la conciencia no le molestaba.
El echar suertes era una práctica en la que probablemente se utilizaba algún tipo de dados. Se trata de una antigua forma de adivinación, e indica que los marineros consideraban el problema como algo originado en un castigo divino.
Los tripulantes echaron suerte para descubrir al culpable. Les dio resultado, pero solo porque Dios intervino para que Jonás supiera que no podía huir de él.
Jonás se ofrece para ser sacrificado por los marineros extranjeros; un obvio cambio de actitud hacia los no-israelitas.
Jonás sabía que había desobedecido y que la tormenta era por culpa suya, pero no dijo nada hasta que los marineros echaron suerte y la suerte cayó sobre él. Entonces estuvo dispuesto a perder la vida para salvar a los marineros, aunque no había querido hacer lo mismo por la gente de Nínive. Jonás odiaba tanto a los asirios que había perdido toda perspectiva.
El nerviosismo de los marineros indica que temían al Dios de Jonás.
Al tratar de salvarle la vida a Jonás, aquellos marineros paganos demostraron tener más compasión que Jonás, porque este no quería anunciar a los ninivitas el castigo que Dios iba a imponerles.
Los marineros oran al Dios de Jonás para que éste les perdonara su acción de lanzarlo al mar, temiendo ser responsabilizados de su muerte.
Pero Dios estaba en el control de la situación y envió un  gran pez que tragó a Jonás. Se trata de un milagro cuyos detalles no se revelan. Dios decidió que permaneciera allí tres días y tres noches porque éste era el lapso que alguien necesitaba, según los antiguos, para regresar del Seol. Por lo tanto, el regreso de Jonás debe haber representado una vuelta milagrosa de la muerte.
Jesús confirma la veracidad de este acontecimiento del AT y usa el incidente para referirse al tiempo que él permanecería «en el corazón de la tierra» antes de resucitar.
Muchos han tratado de decir que este relato es ficción, pero la Biblia no lo presenta ni como un sueño ni como una leyenda. La experiencia de Jonás la usó Cristo como ilustración de su muerte y resurrección.

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