LECTURA
DIARIA:
Miqueas
capítulo 6
Dios
presenta cargos contra su pueblo, con los montes, los collados, y los fuertes
cimientos de la tierra, como testigos.
Aquí
Miqueas describe un tribunal. Dios, el juez, dice a su pueblo lo que demanda de
él y declara todas las formas en las que lo han dañado a Él y a los demás. Los
capítulos cuatro y cinco están llenos de esperanza, los capítulos seis y siete
proclaman el castigo y hacen un llamado para que el pueblo se arrepienta.
Dios
llamó a las montañas para que confirmaran la culpabilidad del pueblo. Las
montañas servirían como testigos excelentes, ya que fue en «los santuarios de
las colinas» donde el pueblo había construido altares paganos y habían
realizado sacrificios a los dioses falsos
Pueblo
mío, ¿qué te he hecho o en qué te he molestado? El pueblo nunca podría
responder a esta pregunta debido a que Dios no había hecho nada malo. Al
contrario, había sido excesivamente paciente con él, siempre lo había guiado
con amor y le había dado la oportunidad de que regresara a Él.
La
historia de Balac y Balaam se encuentra en Números 22-24. Sitim era el
campamento de los israelitas, al oeste del río Jordán, antes de entrar a la
tierra prometida. Allí el pueblo recibió muchas de las instrucciones y promesas
de Dios acerca de la forma en la que debían vivir. Gilgal, su primer campamento
después de cruzar el Jordán, fue en donde el pueblo renovó su pacto con Dios.
Estos dos lugares representan la protección amorosa de Dios a su pueblo, su
disposición tanto para bendecirlos en gran manera como para advertirles acerca
de los problemas potenciales. En los días de Miqueas el pueblo se había
olvidado de este pacto y de sus bendiciones y se había apartado de Dios.
¿Con
qué me presentaré ante Jehová y adoraré al Dios?
Estos
versículos son la respuesta de Israel a los cargos que le imputa Jehová; en
ellos se arguye ignorancia y se le pregunta a Jehová sobre lo que considera
aceptable. La respuesta explícita es que nada se considera aceptable si no se
hace justicia, se ama la misericordia y se acepta la voluntad de Dios; o sea,
si no se mantiene una correcta relación con Dios y con el prójimo.
En
realidad Dios esperaba una reacción moral del pueblo vinculado a él por el
antiguo pacto.
Israel
respondió a la petición de Dios tratando de apaciguarlo con sacrificios,
esperando que los dejara en paz. Pero los sacrificios y otros rituales no
bastaban.
Omri
reinó en Israel y llevó al pueblo a la idolatría. Acab, su hijo, fue el rey más
perverso de Israel. Si el pueblo seguía solo los mandatos y ejemplos de esos
reyes, estaba muy mal. Esa maldad penetrante estaba madura para el castigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario