LECTURA
DIARIA:
Jonás
introducción
El
libro comienza como muchos libros proféticos diciendo que la palabra de Dios
vino al profeta. De esta manera se establece que es un libro profético.
Para
los profetas la palabra de Dios podía ser un hecho o una palabra.
Una
vez dada tenía su existencia propia y lograba lo que Dios había previsto. El
corto libro de Jonás es un libro misionero que presenta a Dios preocupado por
las personas que viven en la gran ciudad de Nínive, capital de Asiria, cruel
enemigo del pueblo de Dios.
Jonás,
hijo de Amitai se menciona primero como un profeta que anunció de forma exitosa
la expansión del reino de Israel. El nombre Amitai significa “verdad” y Jonás
significa “paloma”. Oseas llamó a Israel una “paloma incauta, sin
entendimiento”. No obstante dijo que un día Israel como paloma iba a volver a
Dios.
La
comisión del profeta consiste de tres imperativos Levántate… Vé… y pregona.
Tal
como Dios llamó a otros profetas él llamó a Jonás a una misión precisa. Tenía
que anunciar el juicio de Dios sobre la ciudad de Nínive.
Nínive
era la capital del Imperio de Asiria, la nación que tanto mal hizo a los
israelitas hasta destruir la capital del Reino del Norte, Samaria, en el 722 a.
de J.C. y llevar diez tribus de israelitas a un cautiverio del cual nunca
regresaron a su patria. La ciudad estaba situada al lado del río Tigris en el
territorio que Iraq ocupa en la actualidad. Nínive fue destruida en el 612 a.
J.C. y nunca más se construyó una ciudad en su lugar.
Jonás
recibió el mandamiento de “pregonar” contra Nínive. Es un verbo (cara) que
significa “proclamar o gritar” el mensaje de Dios. La Biblia no menciona los
problemas de falta de conocimiento del idioma o el peligro físico del profeta.
Estos no constituyeron un problema. La Biblia dice que la maldad de Nínive
había subido delante de Dios.
En
lugar de levantarse para servir a Dios, Jonás se levantó para huir de la
presencia del Señor. Jonás sabía que la presencia de Jehová no estaba
restringida a la tierra de Israel, pero su templo estaba allí y allí solía
llamar a sus profetas. Es probable que él haya pensado que podría evitar
recibir una segunda comisión si saliera del lugar donde Dios normalmente
comisionó a sus siervos, los profetas.
Tarsis en aquel entonces era una colonia
fenicia en el sur oeste de España, o una refinería de cobre en la isla de
Cerdeña. De todos modos era el destino más lejos adonde una nave podría
llevarlo de Jope, que era el puerto principal de la tierra de Israel hasta que
Herodes construyó el puerto artificial de Cesarea de donde Pablo fue llevado a
Roma.
Más
tarde Jonás dice claramente por qué huyó de su comisión. Sabía que si Dios
únicamente hubiera querido que diera una predicción de la caída de Nínive,
dicha proclamación podía haber sido dada en Israel como Isaías, Jeremías y
otros lo habían hecho en otras ocasiones. El hecho de que Dios le mandara ir a
Nínive y anunciara su destrucción inminente solamente significaba que Dios
quería darles la oportunidad de que se arrepintieran y fueran librados del
juicio.
Es
interesante notar que Jonás descendió de Jerusalén a Jope para buscar una nave
para huir y luego “descendió” al interior de la embarcación para dormir. Su
intención era “descender” de la presencia de Dios en lugar de “ascender” al
puesto de servicio al cual Dios lo había llamado.
A
pesar de su desobediencia Jonás nunca dejó de creer en Dios o de reconocer que
era el único Dios creador de todo.
El
enojo de Jonás no es la última palabra de este libro, sino el amor y la
preocupación de Dios por las personas que necesitan este mensaje. Dios siempre
tiene la última palabra, y aunque procura ayudarnos a encontrar su
interpretación de las circunstancias, cuando lo rechazamos él sigue con su
amor, su compasión, su deseo de que todos puedan conocerlo, arrepentirse de su
maldad, recibir su perdón y recibir la vida abundante que él ofrece.
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