lunes, 19 de noviembre de 2018

Leyendo... Jonás introducción



LECTURA DIARIA:
Jonás introducción

El libro comienza como muchos libros proféticos diciendo que la palabra de Dios vino al profeta. De esta manera se establece que es un libro profético.
Para los profetas la palabra de Dios podía ser un hecho o una palabra.
Una vez dada tenía su existencia propia y lograba lo que Dios había previsto. El corto libro de Jonás es un libro misionero que presenta a Dios preocupado por las personas que viven en la gran ciudad de Nínive, capital de Asiria, cruel enemigo del pueblo de Dios.
Jonás, hijo de Amitai se menciona primero como un profeta que anunció de forma exitosa la expansión del reino de Israel. El nombre Amitai significa “verdad” y Jonás significa “paloma”. Oseas llamó a Israel una “paloma incauta, sin entendimiento”. No obstante dijo que un día Israel como paloma iba a volver a Dios.
La comisión del profeta consiste de tres imperativos Levántate… Vé… y pregona.
Tal como Dios llamó a otros profetas él llamó a Jonás a una misión precisa. Tenía que anunciar el juicio de Dios sobre la ciudad de Nínive.
Nínive era la capital del Imperio de Asiria, la nación que tanto mal hizo a los israelitas hasta destruir la capital del Reino del Norte, Samaria, en el 722 a. de J.C. y llevar diez tribus de israelitas a un cautiverio del cual nunca regresaron a su patria. La ciudad estaba situada al lado del río Tigris en el territorio que Iraq ocupa en la actualidad. Nínive fue destruida en el 612 a. J.C. y nunca más se construyó una ciudad en su lugar.
Jonás recibió el mandamiento de “pregonar” contra Nínive. Es un verbo (cara) que significa “proclamar o gritar” el mensaje de Dios. La Biblia no menciona los problemas de falta de conocimiento del idioma o el peligro físico del profeta. Estos no constituyeron un problema. La Biblia dice que la maldad de Nínive había subido delante de Dios.
En lugar de levantarse para servir a Dios, Jonás se levantó para huir de la presencia del Señor. Jonás sabía que la presencia de Jehová no estaba restringida a la tierra de Israel, pero su templo estaba allí y allí solía llamar a sus profetas. Es probable que él haya pensado que podría evitar recibir una segunda comisión si saliera del lugar donde Dios normalmente comisionó a sus siervos, los profetas.
 Tarsis en aquel entonces era una colonia fenicia en el sur oeste de España, o una refinería de cobre en la isla de Cerdeña. De todos modos era el destino más lejos adonde una nave podría llevarlo de Jope, que era el puerto principal de la tierra de Israel hasta que Herodes construyó el puerto artificial de Cesarea de donde Pablo fue llevado a Roma.
Más tarde Jonás dice claramente por qué huyó de su comisión. Sabía que si Dios únicamente hubiera querido que diera una predicción de la caída de Nínive, dicha proclamación podía haber sido dada en Israel como Isaías, Jeremías y otros lo habían hecho en otras ocasiones. El hecho de que Dios le mandara ir a Nínive y anunciara su destrucción inminente solamente significaba que Dios quería darles la oportunidad de que se arrepintieran y fueran librados del juicio.
Es interesante notar que Jonás descendió de Jerusalén a Jope para buscar una nave para huir y luego “descendió” al interior de la embarcación para dormir. Su intención era “descender” de la presencia de Dios en lugar de “ascender” al puesto de servicio al cual Dios lo había llamado.
A pesar de su desobediencia Jonás nunca dejó de creer en Dios o de reconocer que era el único Dios creador de todo.
El enojo de Jonás no es la última palabra de este libro, sino el amor y la preocupación de Dios por las personas que necesitan este mensaje. Dios siempre tiene la última palabra, y aunque procura ayudarnos a encontrar su interpretación de las circunstancias, cuando lo rechazamos él sigue con su amor, su compasión, su deseo de que todos puedan conocerlo, arrepentirse de su maldad, recibir su perdón y recibir la vida abundante que él ofrece.

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