LECTURA
DIARIA:
Amós
capítulo 2
Moab
estaba situada al este del Mar Muerto, con su frontera septentrional a lo largo
del río Arnón.
Quemó los huesos : Este acto era considerado un ultraje de
acuerdo con las costumbres de esa época.
Los
moabitas descendían de la relación incestuosa de Lot con su hija mayor. Balac,
rey de Moab, trató de contratar a un vidente, Balaam, para maldecir a los
israelitas para que pudieran ser derrotados (Números 22-24). Balaam se negó,
sin embargo, algunos moabitas tuvieron éxito al hacer que Israel adorara a
Baal. Los moabitas eran conocidos por sus atrocidades.
Los
dos últimos oráculos están dirigidos contra el pueblo de Dios. Sugieren una
larga historia de rebelión y una falta de gratitud.
El
juicio de Judá no se debe a ninguna atrocidad que hubiese cometido contra otro
estado o pueblo, sino por haber roto su contrato con Jehová.
Amós
se ganó a su audiencia cuando proclamó el castigo de Dios en contra de las
naciones malvadas que rodeaban a Israel. Incluso habló en contra de su propia
nación, Judá, antes de enfocase al inminente castigo de Dios sobre Israel.
Dios
juzgó severamente a otras naciones por sus malas acciones y atrocidades. Sin
embargo, también prometió juzgar a Israel y a Judá debido a que pasaron por
alto la Palabra revelada de Dios. Las otras naciones no la conocían, pero Judá
e Israel, el pueblo de Dios, sabía lo que Dios quería. Aun así continuaron
ignorándolo, y se unieron a las naciones paganas para adorar a sus ídolos.
Aunque
su ministerio profético tenía que ver fundamentalmente con Israel, Amós
profetizó también que el fuego consumiría a Judá, la cual cayó en poder de
Babilonia en el 587 a.C.
Amós
habló a la clase alta. No había clase media en la nación, solo los muy ricos y
los muy pobres. Los ricos observaban los rituales religiosos. Daban diezmos
extras, asistían a los lugares de adoración y ofrecían sacrificios. Sin
embargo, eran codiciosos e injustos, y se aprovechaban de los indefensos.
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