UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¡LA
DECISIÓN MÁS IMPORTANTE!
El
Nuevo Testamento revela que DIOS forma, en aquellos que Él llama, su
carácter espiritual justo y perfecto como requisito previo para otorgarles
el don precioso de la vida eterna en su Reino.
El fundamento de ese
carácter perfecto es la entrega total y absoluta a DIOS, con
obediencia a su ley.
Implica
un cambio total de actitud, creencias y modo de vida.
El
apóstol Pablo escribió bajo inspiración: "No os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos
12.2).
La
voluntad y la fuerza humanas no pueden lograr este cambio. El amor
espiritual y el poder tienen que venir como un don, como regalo de
DIOS.
Todos
conocemos personas que se hicieron "propósitos" para llevar una vida
mejor.
Un
alcohólico que decidió "dejar la bebida" o un delincuente que
"se reformó" de una u otra manera. Pocos de estos cambios son
permanentes o satisfactorios. Aun cuando un cambio en cierto aspecto de la vida
parezca hacerse permanente, vemos que la persona no ha
sometido toda su vida, actitud y acciones para cumplir plenamente la
voluntad perfecta del Creador.
Los
seres humanos apartados del DIOS verdadero pueden "reformarse" hasta
cierto punto pero nunca pueden lograr el proceso que llamamos
"conversión". Es así porque la verdadera conversión es
una transformación total que DIOS produce en la mente y en
la naturaleza de la persona. Por eso el apóstol Pablo proclamó:
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo
vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por
mí"(Gálatas 2.20).
Mediante
el auténtico arrepentimiento del pecado, seguido de la entrega total
a DIOS mediante la obra de Jesucristo, recibimos la promesa del
"don" del Espíritu Santo; que es la naturaleza y el carácter propio
de DIOS implantado en nosotros. Solamente esto nos da las fuerzas
para superarnos y obedecer realmente a Dios.
Después
de la conversión real, empezamos a comprender la Biblia,
a meditar en la ley de DIOS, a orar a DIOS continuamente y
de esta forma buscamos sinceramente a DIOS. Mediante este proceso, y
por su Espíritu, llegamos a tener en nosotros los
mismos pensamientos y naturaleza de DIOS;
¡porque Cristo vive en nosotros mediante el Espíritu Santo!
À
la persona se le transforma toda la vida. Se convierte,
y crece en gracia y conocimiento día a día. En su actitud y carácter
espiritual, la persona se hace más como Cristo en todas las fases de la
vida. Dentro dela persona ocurre un cambio total que jamás se
podría dar excepto como un acto sobrenatural de DIOS.
El
Espíritu Santo es la naturaleza y la vida de DIOS, por
medio de las cuales nos convertimos en hijos engendrados por Él. Su Espíritu
nos ayudará a crecer hacia la madurez en el carácter cristiano.
¿Qué
nos concede ese Espíritu? "El fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. Contra tales
cosas no hay ley" (Gálatas 5.22-23).
Por
el Espíritu, el amor de Dios se derrama en nuestro corazón (Romanos 5.5).
El
Espíritu Santo nos conforma a la imagen de Dios (Romanos 8.29; 2 Corintios
3.18).
Todos necesitamos el
Espíritu de DIOS. Necesitamos su guía y protección.
Entregarse
enteramente a DIOS es algo muy grande. Implica vivir por cada palabra
de Él y obedecerlo por toda la eternidad.
Dios
les bendiga abundantemente.
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