UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LAS
EMOCIONES A LA HORA DE TOMAR DECISIONES
La
democracia nos plantea -al menos en teoría- la posibilidad de tomar decisiones
como sociedad respecto del futuro que queremos para nosotros.
Rousseau, al
plantearse la posibilidad de dicho sistema de gobierno, también presentó la
necesidad de educar adecuadamente a la sociedad. De este modo, las decisiones
que tomase cada individuo serían en base a un escrupuloso análisis de las
opciones presentadas.
Qué
pasa cuando no hay dicha educación. La sociedad empieza a decidir en base a sus
emociones y no en base a un análisis. “Me siento bien con…” “me agrada…” “es
simpático…” “me cae mal…” etc.
Cuando
esto sucede, es fácil aprovechar las circunstancias para atraer la decisión del
ciudadano en base a dichas emotividades por medio de la publicidad. La lógica o
la verdad son sepultadas bajo el peso de la simpatía o la empatía con las
personas. Tanto en las decisiones políticas como en la vida diaria, nos
volvemos todos, personas a ser conquistadas, a partir de gustos que deben ser
consentidos.
A
la hora de elegir las autoridades que nos van a gobernar empezamos a dejar de
lado la posibilidad de decidir sobre las cuestiones fundamentales de la
sociedad y empezamos decidir solamente en cuestiones referentes a nuestros
gustos. De igual manera, qué candidato tiene mejor presencia en los medios, no
quien propone un plan coherente de gobierno.
Es
necesario ser cuidadoso con nuestra manera de pensar, más cuando las
propagandas y el modelo consumista de vida nos empujan a volvernos esclavos de
un determinado modelo de vida, y presos
de las emociones caprichosas.
Los
medios de comunicación masivos juegan un rol importante en esta situación, ya
que son utilizados para condicionar a las personas a un estilo de vida, que la
mayoría de las veces, va en contra de las creencias de un cristiano.
La
publicidad está controlada por gente cuyos intereses económicos están ligados a
aumento de la producción y este a su vez depende de un consumo que solo es
posible en una sociedad en la cual vivir es poseer.
En
consecuencia, los hombres y mujeres se convierten en seres con un pensamiento
direccionado en una misma dirección.
La
sociedad ha impuesto un estilo de vida
que hace de la propiedad privada un derecho absoluto y coloca el dinero por
encima de los hombres y las mujeres y la producción por encima de la
naturaleza.
Esta
es la forma que hoy toma, donde el sistema en el cual la vida humana ha sido
organizada por los poderes de destrucción.
El
secreto de Adolf Hitler en sus grandes discursos, se dice, era su capacidad
emotiva. Sabía cómo manipular a la gente, supo cómo manipular a toda una
nación.
Con
un poco de esfuerzo, es fácil aprender a hablar de tal manera que uno sea capaz
de convencer a un pueblo entero de algo sólo a base de las emociones.
Goebbels
era su ministro de propaganda, estaba encargado de ensalzar los sentimientos de
orgullo y promover el odio. Lo hacía muchas veces mintiendo y convenciendo
de cosas muy alejadas de la realidad.
A
este hombre se atribuye la célebre frase: “Si una mentira se repite
suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
Como
Hitler y Goebbels han existido y existen en la actualidad muchos hombres y
mujeres que lo único que buscan es manipular nuestras emociones para que los
sigamos ciegamente.
Lastimosamente,
hoy en día no es tan difícil ser manipulados. La tecnología y los medios de
comunicación, ayudan a que estos manipuladores lleguen hasta nuestros hogares
todos los días.
Cuando
no sabemos controlar nuestras emociones y ser dueños de ellas, somos más
vulnerables a estos medios de manipulación.
El
peligro de la mundanalidad es este: el peligro de un acomodamiento a las formas
de este mundo malo, con todo su materialismo, su obsesión por el éxito
individual, su egoísmo enceguecedor.
Aquí
vale la advertencia del apóstol Pablo en Romanos 12.2: “No vivan ya de acuerdo
con los reglas de este mundo, al contrario, cambien de pensamientos para que
así cambie toda su vida. Así llegaran a saber cuál es la voluntad de
Dios, es decir lo que es bueno, lo que le agrada, y lo que es perfecto”.
Dios
les bendiga abundantemente.
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