LECTURA
DIARIA:
Miqueas
capítulo 2
Miqueas
advirtió en contra de los que usan su posición para aprovecharse de los demás.
Esta clase de inmoralidad se había extendido a lo largo de Judá y, como una
enfermedad, estaba destruyendo la nación desde el interior.
Miqueas
habló en contra de los que durante la noche planeaban hacer el mal y se
levantaban al amanecer para llevarlo a cabo. La sentencia de dios vendría.
Se
le pide a Miqueas que no continúe anunciando el juicio de Dios.
Si
el mensaje de este libro nos parece severo, debemos recordar que Dios no quería
vengarse de Israel, sino llevarlo al buen camino. La dura realidad es que el
pueblo había rechazado lo que era verdadero y correcto, y necesitaba una
disciplina firme.
La
gente preferían a los falsos profetas que les decían lo que quería escuchar.
Miqueas habló en contra de los profetas que alentaban a la gente a sentirse
cómoda con su estilo de vida de pecado. Los predicadores son populares cuando
no piden demasiado de nosotros, y nos dicen que no nos preocupemos por el
infierno. Pero un verdadero maestro de Dios nos habla la verdad, sin importar
lo que los oyentes quieran escuchar.
La
profecía de Miqueas se enfocó en dos grandes sucesos: el regreso de Judá del
cautiverio en Babilonia y la gran reunión de todos los creyentes cuando regrese
el Mesías. Dios dio a sus profetas visiones de diversos acontecimientos
futuros, pero no siempre les dio la capacidad de discernir cuándo ocurrirían.
Por ejemplo, no podían ver el gran período entre el cautiverio babilónico y la
venida del Mesías, pero podían ver claramente que el Mesías iba a venir. El
propósito de esta profecía no era predecir con exactitud cómo ocurriría esto,
sino que ocurriría. Esto dio al pueblo esperanza y lo ayudó a volverse de su
pecado.
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