UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
VIVIR
CONFORME A NUESTRA FE
En
nuestra vida cristiana hemos visto muchos casos de personas que reciben a
Cristo y en la fuerza de su primer amor se entregan al servicio de manera
total, pero de pronto, su fe se enfría, caen en un estado de desánimo a tal
grado que dejan de asistir con los hermanos de la congregación.
Es
más, estas mismas personas llegan a comportarse no solo igual que los
incrédulos sino peor, sin importarles que un día DIOS los compró con su sangre,
perdonó sus pecados, y lo puso en un lugar de servicio para le
honrara.
Pierden
la sensibilidad, la vergüenza al andar no conforme a la fe, sino
conforme a la carne, al mundo y al pecado.
Cuando
descuidamos la fe, cuando dejamos de fortalecerla, cuando no practicamos las
cosas que identifican nuestra fe, venimos a ser presa fácil para el diablo, el
mundo, y el pecado.
Cuando
no vivimos conforme a la fe y a la nueva identidad que DIOS nos dio, hijos de
DIOS, en el momento que recibimos a Cristo, fácilmente somos alucinados,
embrujados, engañados por el mal, por lo malo y por el malo.
Esta
es la razón por la cual el apóstol Pablo en la carta a los Colosense en el capítulo
2 insiste en decir a los hermanos que
tengan cuidado para no ser engañados (versículo 8) y juzgados (versículos 16).
Hay
tantos falsos “maestros” con tantas enseñanzas camufladas, que si el cristiano
no está bien cimentado en la fe, en la palabra, en la vida cristiana, en una
relación profunda con DIOS, con facilidad es engañado.
Con
tanta razón, en Efesios, Pablo insiste 5 veces que debemos andar en la fe (4.2,
17,5.1, 5,15).
Luego
mantiene la misma idea en Col. 2.6, que vivamos o andemos en Él, siguiendo el
ejemplo de Jesús, viviendo conforme a la nueva naturaleza, a la nueva amistad,
a la nueva relación, a la nueva identidad desde el momento en que creímos en
Jesús.
Realmente,
es muy lamentable ver que personas que en un momento determinado han servido a
DIOS en la iglesia, por flaqueza, por influencia de la carne, por falta de
madurez espiritual, tiempos más tarde desertan de la fe para irse tras los
deseos de la carne, para estar bajo las órdenes del pecado, del mundo y del
diablo.
Lo
más seguro es que si estas personas, realmente creyeron en Jesús, DIOS se
encargará de juzgarlas según sus obras.
Pero
por el otro lado, da gusto ver a personas y familias completas que desde que
rinden sus vidas a Cristo, se esfuerzan por conducirse de acuerdo a la fe que
recibieron. Engalanan el evangelio, fortalecen la proclama, ejemplifican lo
que dice el 2.6.
Gracias
DIOS por las vidas transformadas, tenemos que orar por aquellos que han perdido
el deseo de vivir apegados a la fe y a
la Palabra, para que se levanten y se renueven, para que vuelvan a vivir
conforme a la fe.
¡Vivamos
según lo que somos! ¡Si ya somos hijo de DIOS, vivamos como tal!
Dios
les bendiga abundantemente.
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