LECTURA
DIARIA:
Jeremías
capítulo 34
Este
capítulo describe el cumplimiento de muchas de las predicciones de Jeremías. En
el libro de Jeremías, muchas profecías se dieron y cumplieron rápidamente.
Laquis
y Azeca fueron ciudades fortificadas por Roboam, hijo de Salomón. Laquis, a 44
km al sudoeste de Jerusalén, fue destruida por Senaquerib en el 701 a.C. y
ahora había sido puesta bajo sitio por Nabucodonosor. Una concha perteneciente
a este período, que fue encontrada en el lugar, menciona a Laquis y Azeca.
Azeca está situada a 17 km al noroeste de Laquis y aproximadamente a 29 km al
oeste de Jerusalén.
Presumiblemente,
la espantosa situación de la ciudad, sometida a sitio, condujo a la gente a
examinar su conciencia, y muchos llegaron a la conclusión de que no habían
tratado bien a sus esclavos hebreos. Los esclavos fueron liberados, pero más
adelante, cuando la situación mejoró (quizás el retiro temporal de las fuerzas
babilónicas, forzadas a enfrentar al ejército egipcio; muchos cambiaron de
opinión y reimpusieron la esclavitud.
Un
hebreo debía ser liberado después de servir seis años. Babilonia sitió a
Jerusalén y la ciudad estaba a punto de caer. Sedequías decidió finalmente
escuchar a Jeremías y trató de apaciguar a Dios, por lo tanto, liberó a los esclavos.
Pensó que podía ganarse el favor de Dios con un acto bondadoso, pero lo que
necesitaba era un cambio de corazón. El pueblo desobedeció las leyes de Dios
desde el principio. Cuando se levantó temporalmente el sitio, el pueblo se
volvió descarado y siguió pecando.
A
Israel le fue difícil mantener sus promesas a Dios. En el templo, le hacían
promesas solemnemente, pero al regresar a sus casas y trabajos, no las
cumplían. Dios expresó su gran desagrado. Si usted quiere agradarlo, asegúrese
de cumplir sus promesas. Dios quiere promesas cumplidas no solo hechas de
manera piadosa.
Partir
un becerro en dos y caminar entre las dos mitades era una costumbre para
ratificar un pacto. Esta acción simbolizaba el juicio sobre cualquiera que
quebrantara el pacto. Dios decía: «Han roto el pacto que han hecho conmigo,
¡así que ya saben el juicio que les espera!»
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