UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA
FE REQUIERE PERSEVERANCIA
En
el capítulo 7 del Evangelio de Marcos encontramos el pasaje paralelo a Mateo 15.21-28, este
episodio de la mujer cananea es de gran enseñanza por su fe, pero más es por la
perseverancia, que en este caso es la demostración clara de su fe. Lo
maravilloso es que siendo extranjera demostró mayor fe que los judíos.
Esto
hizo que Jesús, a pesar de sus palabras que significaban no a la petición, ella
insistía con mayor profundidad de fe.
Observando
este pasaje vemos que la mujer hace una declaración que solo los judíos estaban
acostumbrados a escucharlo, pero que muy poco lo hacían, “Señor, Hijo de David”
(v.22). “Ten misericordia, mi hija está gravemente atormentada por un demonio”.
Pero
Jesús no le respondió palabra (v.23). Esto puede ser una respuesta negativa, o
hay algo más de fondo que Jesús quiere hacer.
Los
discípulos (v.24) le dijeron que la despidiera, ella mucho gritaba, las mismas
palabras detras de ellos. Parece que se desesperaron y no le daban importancia,
y era ignorada.
El
versículo 25 es otra manera de decir no, “He sido enviado a las ovejas perdidas
de Israel, y ella es extranjera”. La mujer entendió lo que Jesús le dijo, pero
no le importó, perseveró y se mantuvo en el cometido. Ahora, se arrodilló ante
él y le rogó, “Señor, socórreme” (v.25).
El
maestro repitió el mensaje con palabras diferentes, “No está bien tomar el pan
de los hijos, y echarlo a los perrillos”.
Son
palabras fuertes, que aunque figuradas, cualquier persona por muy simple que
sea, entiende lo que se quiere decir. Él estaba haciendo una comparación
bastante fuerte y despectiva, ovejas (judíos) versus perrillos (gentiles).
Pero
es destacable la fe perseverante de esta mujer, pues no le importó la forma
como Jesús le explicó que no la podía ayudar.
Ella
expresa otras palabras que describen con exactitud la gran fe que tiene en que
Jesús, el Hijo de David podía sanar a su hija. “Señor, aún los perrillos
(gentiles) comen las migajas que caen de la mesa de sus amos (judíos)”. Ella da
una respuesta tan convincente que Jesús desiste a su decisión original, y pone
atención a la fe de esta mujer, y a su perseverancia, pues no se dio por
vencida, aun cuando fue rechazada una y otra vez. Jesús finalmente accedió, y
sanó a su hija, y todo porque esta mujer creyó en Jesús, en su poder, y no
desmayó por nada.
Este
pasaje podemos compararlo con Mateo 7.5-7 en el contexto de oración, donde se
requiere no solo fe, sino perseverancia para que DIOS responda.
No
es que DIOS sea obligado o manipulado como algunos tratan de hacerlo, sino que
la respuesta, al fin de cuenta lo que hace, es reconocer el poder de DIOS, Su
amor, Su compasión, Su misericordia.
Al
final, la mujer fue reconocida por su fe, y su perseverancia. La lección práctica
es que nunca desmayemos ni dejemos de orar, pedir, e insistir delante de DIOS
por las peticiones que le hemos puesto, aun cuando no tengamos respuesta.
Claro,
no nos enojemos si Jesús dice no la primera, no a la segunda, y no a la
tercera, simplemente oremos con fe hasta que sintamos paz en el corazón.
En
este tiempo, necesitamos ser perseverantes en todo, en nuestros proyectos,
metas, sueños, visiones y anhelos. No nos demos por vencidos en la primera,
sigamos, y mantengámonos en la perspectiva de lo que deseamos, si eso es
agradable a DIOS, de beneficio espiritual personal, si ayuda a la familia, y si
contribuye para que el evangelio sea predicado en todo el mundo.
Perseveremos
en lo que es bueno, agradable y digno de buen nombre.
Dios
les bendiga abundantemente.
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