LECTURA
DIARIA:
Jeremías
capítulo 19
En
el versículo 1 de este capítulo se le pide a Jeremías que tome una vasija de
barro y vaya con testigos, los líderes laicos y religiosos, al valle cercano a
la entrada de la puerta oriental (llamada más tarde la «puerta del Muladar») y
ofrezca allí un mensaje simbólico al pueblo. A diferencia de la vasija de barro
del capítulo 18, ésta no puede ser reelaborada. Sólo puede ser destruida.
El
valle del hijo de Hinom era el basurero de Jerusalén y donde se sacrificaban
los niños al dios Moloc. Tofet estaba localizado en el valle que significa
“ardiendo” y tal vez era el lugar donde se quemaban a los niños sacrificados.
La
horrible carnicería que predijo Jeremías sucedió en dos ocasiones, durante la
invasión babilónica bajo el gobierno de Nabucodonosor en el año 586 a.C. y en
el 70 d.C., cuando Tito destruyó Jerusalén. Durante el sitio babilónico, la
comida escaseó tanto que la gente se volvió caníbal, incluso se comían a sus
hijos.
Comer
la carne de sus hijos, era parte de la maldición por desobediencia, según la
Ley. Esta maldición se cumplió durante el sitio tendido por los babilonios en
el 586 a.C.
El
sitio de Samaria por Siria dio lugar a comportamientos similares, así como el
de Jerusalén por los romanos en el 70 a.C.
El
acto de quebrar la vasija simboliza el quebrantamiento que sufrirá el pueblo.
Egipcios e hititas dejaron evidencias de este procedimiento. Para Jeremías
representaba el cumplimiento de la promesa de Dios.
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