UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
DESARROLLANDO
LA FE
Hay
una historia de un niño que estaba haciendo volar un barrilete o cometa.
La
cometa estaba tan alta, que desapareció entre las nubes. Un hombre que pasaba
le preguntó al niño: “¿Qué haces, hijo, sosteniendo esa cuerda?” El niño respondió:
“Tengo una cometa allá arriba.” El hombre miró y dijo: “No la veo.” El niño
replicó: “Bueno, sé que está ahí porque siento el tirón.”
Billy Graham
Pedro
vio al Maestro caminar sobre las aguas sin hundirse, Jesús le dijo a Pedro que
caminara hacia él sobre las aguas, creyendo que no se hundiría. Por un
momento, Pedro camino sobre las aguas sin hundirse, pero en segundos quito la
mirada del Maestro, su fe claudico y se hundió y asustado grito, ¡Maestro,
sálvame porque me hundo!
¿Dónde
está el poder de esa fe?
Está
en seguir las órdenes de Dios sin objeción (Josué 14.7).
Pero
empecemos por el principio ¿Qué es fe?
Es
la convicción y la confianza en DIOS que resulta de la buena relación con
Él (1 Juan 4.14-15). Es el fundamento de la vida cristiana (Hebreos
3.14), da confianza, y (Hebreos 1.3), y es la sustancia que fortalece la
vida.
La fe y
la obediencia en la vida cristiana siempre van juntas, no se separaran.
Y cuando se ponen en acción, suceden cosas sorprendentes.
La
fe capacita para seguir órdenes aun cuando todo es opuesto.
Está
en hacer las cosas que son fuera de lo natural (Hebreos 11).
Actuar
en la dimensión de la fe, es actuar en una dimensión fuera de lo natural.
Fe
es más que un acto, es una decisión que envuelve toda la vida. Es tener un
conocimiento profundo de quien es DIOS y una seguridad de lo que DIOS es capaz
de hacer. La práctica de la fe es la satisfacción de vivir tranquilos, seguros
y satisfechos en DIOS y lo que hace.
Cuando
la fe en DIOS es profunda, fuerte y genuina, somos capaces
de hacer cosas que en la vida normal no las haríamos. Cuando estamos
controlados por el Espíritu Santo, somos capaces no solo de obedecer sino hacer
grandes cosas.
Está
en, seguir y practicar lo que creemos (1 Corintios 15).
La perspectiva
es progresiva, primero creemos, luego obedecemos y por últimos
lo vivimos o lo practicamos.
Una
cosa es creer en DIOS, otra es obedecer Su Palabra y lo más alto es vivir,
practicar y defender lo que creemos.
Una
cosa es que la palabra llegue a la mente, otra cosa es encarnarla en el corazón
y lo difícil es vivir de acuerdo a lo que decimos con nuestra boca.
El
poder de la fe radica en seguir las órdenes de DIOS sin objeción alguna, hacer
cosas que están más allá de nuestra concepción natural, y creer, seguir y
practicar todo lo que creemos.
La
fe es una convicción profunda producida por el Espíritu en el momento
de Creer en Jesús.
Actuemos
conforme a lo que hemos creído, vivamos cada día para agradar al Señor, y
recordemos “que sin fe es imposible agradar a DIOS”. (Hebreos 11. 6).
Dios
les bendiga abundantemente.
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