LECTURA
DIARIA:
Jeremías
capítulo 18
Este
capítulo está basado en la experiencia de Jeremías en la casa del alfarero,
contiene ejemplos de los distintos géneros literarios que se hallan en el
libro: biografía, discursos en prosa, oráculos poéticos y lamentos.
Jeremías visita la casa del alfarero a petición de Dios. Allí aprende que el alfarero rechaza de vez en cuando alguna vasija debido a su pobre calidad. Así actúa también Dios como soberano sobre el pueblo de Judá. Lo que el alfarero hace, depende de la calidad del barro; lo que hace Dios con su pueblo, depende de la forma como éste responde al llamado divino. El barro puede frustrar las intenciones del alfarero y obligarlo a rehacer la vasija. Lo mismo que la calidad del barro limita lo que el alfarero puede crear, de la calidad de la gente depende lo que Dios puede hacer con ella.
Las
parábolas de estos capítulos, quizás escritas durante los primeros años del
reinado de Joacim, ilustran la soberanía de Dios sobre la nación. Dios tiene
poder sobre el barro (Judá) y El sigue trabajando para convertirlo en una
vasija útil. Sin embargo, Judá debía arrepentirse pronto o el barro se
endurecería en la forma equivocada. Entonces carecería de valor y lo quebrarían
y destruirían.
La
frase “se echó a perder”, del versículo 4, equivale a la misma palabra hebrea
usada en el caso del cinto de lino en 13.7, donde se traduce como “podrido”. El
barro no satisfacía las intenciones del alfarero. Podía hacer algo distinto con
el barro, pero no la vasija que había querido fabricar.
Conforme
el alfarero moldeaba o daba forma a la vasija de barro en su rueda, a menudo
iban apareciendo los defectos. El alfarero tenía poder sobre el barro, para
dejar los defectos o para volver a moldear la vasija. Asimismo, Dios tenía
poder para volver a dar forma a la nación y conformarla según sus propósitos.
El
Señor limita su acción soberana según sea la respuesta del pueblo al llamado
divino.
Dios
puede destruir a su pueblo pecador si así lo desea. Esta es una advertencia
para que se arrepientan antes de que se vea forzado a aplicar su juicio.
La vasija de barro rota. Dios quebrantará a Judá de la misma manera que Jeremías rompió las vasijas.
Las dos cestas de higos. Los buenos higos representan el remanente de Dios. Los higos malos representan la gente que queda atrás.
El yugo Cualquier nación que se negare a someterse al yugo de control de Babilonia sería castigada.
Las piedras grandes Las piedras marcaban dónde Nabucodonosor establecería su trono cuando Dios le permitiera conquistar Egipto.
El libro hundido en el río. Babilonia se hundiría para nunca volverse a levantar.
La vasija de barro rota. Dios quebrantará a Judá de la misma manera que Jeremías rompió las vasijas.
Las dos cestas de higos. Los buenos higos representan el remanente de Dios. Los higos malos representan la gente que queda atrás.
El yugo Cualquier nación que se negare a someterse al yugo de control de Babilonia sería castigada.
Las piedras grandes Las piedras marcaban dónde Nabucodonosor establecería su trono cuando Dios le permitiera conquistar Egipto.
El libro hundido en el río. Babilonia se hundiría para nunca volverse a levantar.
Quinto
lamento de Jeremías. Personas no identificadas se confabulan contra Jeremías
debido a sus ataques contra los líderes de Judá. Jeremías pide que quienes lo persiguen
sean completamente destruidos.
La
responsabilidad de observar el cumplimiento de la ley estaba asignada al
sacerdote.
Las
palabras y las acciones de Jeremías fueron un reto para la conducta social y
moral del pueblo. Habló abiertamente sobre reyes, príncipes, sacerdotes y
profetas, escribas y sabios. No temía hacer una crítica poco popular. El pueblo
podía decidir si obedecerlo o silenciarlo. Eligieron lo último. No pensaron que
necesitaban a Jeremías, sus falsos profetas les decían lo que querían escuchar.
Jeremías
sugiere que una vez intercedió ante Dios para apartar de ellos la ira de Dios.
Ahora ellos devuelven mal por bien.
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