UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
NUESTRA
SEGURIDAD LA POSICIÓN DEL CREYENTE
Puesto
que Dios quiere que nosotros entendamos la salvación, nos da muchas
ilustraciones y lecciones objetivas en la Biblia. El arca de Noé es una de esas
lecciones objetivas de salvación.
El
apóstol Pedro nos dice en su primera Carta que el arca es una imagen, un tipo
del Señor Jesucristo.
“Porque
también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos,
para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado
en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los
que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios
en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas,
es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
El
bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de
la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la
resurrección de Jesucristo, quien habiendo subido al cielo está a la diestra de
Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades”. (1 Pedro
3:18-22).
En
la historia del arca DIOS dijo: “Noé, la forma como la gente está viviendo es
una desgracia, lamento haber hecho la humanidad. Puesto que la voy a destruir
con un diluvio, construye un arca. Te daré las dimensiones y te mostraré cómo
construirla. Y cuando hayas terminado, Noé, quiero que pongas unas clavijas a
un lado del arca para que te sostengas. Pon ocho, una para ti, otra para tu
esposa, otra para Sem, otra para Cam, otra para Jafet, y una para la esposa de
cada uno de ellos. Y cuando empiece el diluvio, busca una escalera, sube y
agárrate de una de esas clavijas y sostente con todas tus fuerzas porque va a
ser un paseo largo y duro. Ahora Noé, si te puedes sostener hasta que el agua
baje, te salvarás. Entonces Noé se aferró a una de esas resbalosas clavijas y
comenzó a esperar. Noé miraba a su esposa y le decía: ‘Querida, ora para que me
sostenga fielmente hasta el fin”‘. ¿Sucedió así? Claro que no, y si hemos leído
la historia en Génesis lo sabemos. Dios le dijo a Noé que hiciera el arca. Luego
la Biblia dice:”…Y Jehová le cerró la puerta” (Génesis 7.16)
¿Por
qué cerró DIOS la puerta? Por dos razones: Para mantener el agua afuera y
mantener a Noé adentro. Noé y su familia estaban en el arca. ¿Qué tan seguro
estaba Noé? Tan seguro como el arca.
¿Qué
tan seguro estamos nosotros? Tan seguro como Jesús, que es mi arca de
seguridad.
Noé
pudo haberse caído dentro del arca, pero nunca se cayó. Pues ¡Dios lo encerró y
lo selló!
Después
de ser salvos somos “…sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1.13).
Somos sellados en el Señor Jesucristo. ¡Aleluya!
Mucha
gente cree en la seguridad eterna, pero la clase de seguridad eterna en la que
creen es la que dice: “Uno de estos días llegaré al cielo y diré: ‘¡Lo logré!
¡Aleluya! Aquí estoy en el cielo… Gracias a DIOS estoy seguro’. Tiraré la
puerta tras de mí. Estoy seguro en el cielo”.
Bien,
ahora espere un momento. ¿Qué nos hace pensar que estaremos seguros en el
cielo? Del cielo cayeron ángeles.
Si
no estamos seguros aquí abajo, tampoco lo estaremos allá arriba. La seguridad
no está en un lugar; está en una persona, ¡cuyo nombre es Jesús! Estar en
Cristo.
Recordemos
la promesa de DIOS en 2 Corintios 5.17: “…si alguno está en Cristo, nueva
criatura es”. Esa es razón por la que podemos saber que estamos
eternamente seguros y es por nuestra posición en Cristo.
Dios
les bendiga abundantemente.
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