lunes, 6 de agosto de 2018

Un momento... UNA SOCIEDAD MEJOR


UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
UNA SOCIEDAD MEJOR

Determinar que lo que uno cree y hace es siempre lo correcto o que tiene el derecho como persona de creer, pensar y hacer lo que sea aunque con su conducta, comportamiento y hechos atropelle el derecho, la libertad, la fe, la verdad, y la dignidad de otras personas es irresponsabilidad humana e irracional. Esto es un abuso en contra de los demás.

Esta es la sociedad en que vivimos, donde por causa de la erosión de los valores morales y espirituales, intelectuales y familiares, cada persona tomando la libertad como la cobertura que le permite creer, pensar, sentir y decidir independientemente de los demás, determina lo que es bueno, correcto, y verdadero.
La globalización de ideas, pensamientos, múltiples perspectivas, puntos de vistas, donde los valores están siendo cuestionados y puestos fuera de juego; la moda del siglo XXI, exige que el cristiano mantenga sus convicciones. En el mundo hay dos posiciones, un grupo de personas que están convencidos de que sus convicciones son totalmente correctas y el otro grupo de personas que sostienen que son incuestionablemente incorrectas.
Este es el debate que en el siglo XXI ha fortalecido la idea de la globalización ante la cual es necesario luchar y defender los valores que son convicciones personales, sociales y espirituales innegociables. En la sociedad actual se vive en un individualismo asombroso, confiado en una aparente seguridad y tranquilidad, pero al sumar el comportamiento de la sociedad se vive cada vez más como en Sodoma y Gomorra.
Hay un irrespeto y desvalorización de la vida de las personas sin precedencia. Hay un libertinaje donde se ha dado rienda suelta a la lujuria, el despilfarro no solo de dinero sino de la vida, del tiempo, la energía, a costa del descuido de la familia, de la integridad, de la verdad y de la moral. Esa misma gente, luego se queja de que vive con grandes deudas o en medio de grandes pleitos familiares, laborales y legales, pero vuelven luego a la misma realidad, a las mismas andadas.
El apóstol Pedro, dice que son como el cerdo que después de bañarse vuelve a revolcarse en el lodo quedando lo mismo o peor, o como el perro que después de vomitar regresa a comer su mismo vómito (2 Pedro 2.22) Pablo dice, todo me es lícito, pero no todo conviene, todo me es lícito, pero no todo edifica (1 Corintios 10.23).
El ser humano, y específicamente el cristiano tienen una nueva libertad que está controlada por la Biblia, la voluntad de DIOS, el Espíritu Santo, y por los estándares morales, y éticos de la sociedad.
De manera que el pensar, sentir y actuar de una persona no depende de lo que diga la razón, de lo que es lógico o congruente, o de lo que le conviene o lo que según su razonamiento es correcto o bueno, sino depende de lo que la Biblia, Dios, y el Espíritu Santo dicen que es bueno, correcto y que ayuda a crecer en el Señor y beneficia a los demás.
Todo lo que está en contra de la Biblia, y en contra de lo que ordena el Espíritu Santo, es pecado. Lo que ofende al prójimo, lo que no beneficia a los demás, lo que no está motivado por el amor verdadero, lo que se hace sin fe, y lo que no se hace en santidad y ética es pecado y es incorrecto aunque el resto del mundo diga lo contrario.
El rumbo que ha tomado la sociedad en que vivimos debe crear en nosotros una profunda preocupación por rescatar los valores de nuestra sociedad para tener la esperanza de una mejor sociedad conforme a los planes de DIOS.
Dios les bendiga abundantemente.

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